30 marzo, 2009

La profesión va por dentro


A causa de mi mal oído pasé muchos años creyendo que había una frase hecha que decía “la profesión va por dentro”. La confusión me llevó a pensar que cuando uno sufría en silencio era porque llevaba su oficio oculto en algún lugar del cuerpo. Nunca supe si sufría más el notario o el jornalero y me llevé un gran chasco cuando me indicaron que lo que iba por dentro era la procesión. Como ya era mayorcito, me costó menos entender la nueva versión de la frase. Nunca he ido en procesión, no me resultan atractivas y me desagrada el ruido que hacen los coches sobre el asfalto lleno de cera. Reconozco que forman parte de una tradición cultural que va más allá de las creencias, la misma que desde tiempos ancestrales hizo a los hombres celebrar la primera luna llena de cada primavera. Ahora surge una polémica por unos lazos de color blanco que iban a llevar las imágenes y uno no acaba de entenderlo. Si los miembros de la iglesia católica quieren hacer desfilar sus esculturas con lazos o pegatinas están en su derecho a reclamar todo, desde la separación por sexos en las escuelas hasta el cese de las investigaciones con células madre. Es más: estoy deseando que lo hagan. Sería una buena excusa para sacar de esas manifestaciones a los funcionarios de los cuerpos y seguridad del Estado que participan en ellas, y también sería la ocasión de hacerles solicitar los oportunos permisos, los mismos que pedimos todos cada vez que ocupamos la calle reclamando el fin de las guerras o de la pobreza. En cualquier caso, siempre tendrán la opción de llevar el lazo – y la procesión – por dentro.

Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 30 de marzo de 2009

24 marzo, 2009

Aprende portugués

La noticia más comentada hoy en EL PERIÓDICO EXTREMADURA era esta. Y los comentarios eran de todo tipo. Leer algunos me sirve para reafirmarme en lo necesaria que era, porque todavía hay en algunos extremeños (pocos) una especie de odio y minusvalorización de lo portugués que merecería tratamiento por parte de especialistas médicos. Podría poner una lista con 300 razones por las cuales recomendaría a la ciudadanía extremeña que aprendiera a expresarse en lengua portuguesa: razones económicas, laborales, culturales, profesionales, de enriquecimiento personal, etc. Pero no lo voy a hacer. Si que quisiera expresar alguna preocupación.

Me preocuparía que en Extremadura no nos tomáramos las cosas en serio, que fuéramos de "sobraos" y que no supiéramos estar a la altura de muchas circunstancias. Hay muchos proyectos que peligran cuando no se sabe estar y tener en cuenta la delicadeza propia de la diplomacia, cuando se es mezquino a la hora de compartir proyectos y cuando se trata de humillar a los demás por el hecho de ser más pequeño.

Muchos comentarios se responden por sí solos. A otros habría que aclararles unos cuantos datos. En Extremadura se estudia inglés desde los 3 hasta las 16 años. En ese tiempo debería poderse hablar inglés correctamente si todo se hiciera bien. Y cuando los niños llevan 8 años aprendiendo inglés se debería introducir un segundo idioma, para que en 6 años (último ciclo de primaria + ESO) se pudiera tener un nivel aceptable. No me parecería correcto imponer el portugués como segunda lengua extranjera a todo el alumnado. La inmensa mayoría de los centros podrían permitir optar entre más de una lengua extranjera y, además de el portugués, podríamos tener el francés, como ocurre ahora en toda la secundaria. Incluso en algún instituto se podría formar algún grupo con alemán, con árabe (en Campo Arañuelo) o el chino (en institutos grandes).

Normalmente, quien ve problemas en esto de los idiomas es porque no sabe como liberarse de sus propias torpezas. Todos sabemos que en las comunidades bilingües los alumnos tienen una facilidad asombrosa para aprender 3,4 ó 5 idiomas más. En las monolingües podemos fardar de que, quizá, escriban mejor el castellano (algo que pongo en duda). En cualquier caso, preferiría que mi hijo se comunicara pasablemente en cuatro lenguas a que lo hiciera perfectamente en una y media.

Que el aprendizaje del portugués llegue a toda la sociedad extremeña no será ni fácil ni barato. Pero es imprescindible. Habrá que hacerlo de forma paulatina y con calidad. Es mejor que en el año 2009-2010 haya sólo diez centros nuevos con portugués a que haya 20 de mala manera. No vale poner al profe de lengua española o de historia, que tiene cuatro horas libres y un cursillo del PALE de 300 horas, a enseñar un idioma. Las cosas hay que hacerlas bien y el reto es difícil por las circunstancias de la situación económica actual. Habría que ver qué centros son los más idóneos para empezar a implantar el portugués como optativa de segunda lengua extranjera y actuar con criterios claros.

Pero no reduzcamos todo a la enseñanza obligatoria. Uno de los anuncios nos muestra a una chica universitaria que opta por aprender portugués y que le sirve para abrir un inmenso campo de posibilidades. No sé si en la Universidad estamos haciendo bien las cosas. Hay algunos que piensan que no y lo hacen con razonamientos muy sólidos. En otros lugares parece que lo hacen mejor.

Dentro de cinco ó seis años, en Extremadura, necesitaremos una masa de personas (no sólo jóvenes) bien preparada académica y profesionalmente, con conocimientos de nuevas tecnologías y, al menos, con muy buenos conocimientos de inglés y portugués. Todo lo que no sea ir en esa dirección es apuntar hacia fracasos de toda índole.

El mañana mejor se construye hoy, aunque no se vean los frutos de forma inmediata.

Perdonad el rollo. No lo haré más.

23 marzo, 2009

Derechos torcidos


La semana pasada me sorprendieron unas palabras del presidente del PP de Extremadura, que pedía a todas las administraciones una especial sensibilidad hacia el colectivo de inmigrantes. No pasaría nada si no fuera porque su partido se caracterizó por hacer unas leyes de extranjería que cercenaban muchísimos derechos fundamentales. En cualquier caso, bienvenida sea esta nueva postura del líder de la oposición extremeña, que esperemos no sea algo coyuntural tras su entrevista con colectivos de inmigrantes.

Horas después escuché en la radio a Esteban Beltrán, director de Amnistía Internacional en la última década. Acaba de publicar un libro que se titula Derechos torcidos, en el que intenta desmontar una docena de tópicos asumidos como verdades por nuestra sociedad. También hace propuestas tan lógicas que nadie se atreve a pronunciar en alto, como la de abolir la pobreza por ley para que, de la misma manera que un torturado puede acudir a un juez, lo pueda hacer quien se vea privado de sus derechos básicos fundamentales a la sanidad o al trabajo. Se atreve a decir que nuestra transición no fue tan modélica como nos han contado y que la inmigración no es ese problema gravísimo que tanto les gusta usar a algunos políticos para crear miedos entre la población. Precisamente Amnistía Internacional en Badajoz organiza el próximo sábado una jornada alertando de las rebajas en Derechos Humanos que los inmigrantes pueden llegar a sufrir con nuevas normativas en el horizonte. Menos mal que Monago parece haber cambiado de bando y ha descubierto ese lado sensible que no tuvo cuando gobernó su partido.

Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 23 de marzo de 2009

22 marzo, 2009

Nunca es tarde


Cuando uno relee las cosas que ha escrito hace un tiempo saca como conclusión que la inmediatez nos hace ser más duros de lo necesario. Recuerdo haber sido muy crítico con Monago cuando empadronó a unos cuantos adeptos en Mérida para hacerse con todos los compromisarios del congreso de su partido, o en aquel tira y afloja sobre su ida al Senado. Así que ha llegado el momento de hacer dos cosas: aplaudir y tomar nota. Lo primero porque sería injusto no alabar la sensatez mostrada por el dirigente del PP al pedir a todas las administraciones una especial sensibilidad hacia el colectivo de inmigrantes. Nunca es tarde si la dicha es buena y cuando alguien rectifica hacia nuestra posición no debemos caer en el error de afearle su conducta anterior. Leer sus declaraciones de la semana pasada le hace a uno pensar en el abismo de esas palabras con respecto a las políticas que los diferentes gobiernos del PP tuvieron hacia las personas inmigrantes. Hechas las felicitaciones, sólo nos queda tomar nota y apuntar sus palabras en la memoria, para que no queden como una declaración políticamente correcta tras una entrevista con búlgaros, marroquíes y colombianos residentes en Extremadura. A buen seguro que sus palabras no habrán sido un ejercicio de eso tan extendido (y criticado) de decirle a todo el mundo aquello que quiere oír. Eso sí, cuando su partido vuelva a las andadas y nos hable de efectos llamada o de invasiones imaginarias, muchos estaremos atentos para recordarle el significado de la palabra coherencia. Esperemos que le dure mucho esa sensibilidad. 

Aunque mañana haré alguna mención en mi columna semanal, me  parece de justicia alabar este tipo de cambios de postura. Lo que considero preocupante son las descalificaciones que está sufriendo en los comentarios de los periódicos de una parte (espero que pequeña) de los votantes del PP, que no entienden de este tipo de "sensibilidades". Le deseo mucha suerte para lidiar con ese tipo de gente.  Nos vendrá bien a todos.

17 marzo, 2009

Venceremos

Demasiado tarde. Casi 30 años después de la muerte de Óscar Romero, 20 del asesinato de Ellacuría, los otros jesuitas y las trabajadoras que les acompañaban. Miles de muertos e injusticias inenarrables han pasado en aquel pequeño país. La radio del Farabundo Martí de Liberación Nacional se llamaba Radio Venceremos. Han vencido. Que sea para bien de ese sufrido pueblo y que no aprendan nada del corrupto vecino, Daniel Ortega, que tanto daño ha hecho a la figura de Sandino y a la palabra revolución.

16 marzo, 2009

Siempre ha sido así


Una de las frases que más nos duele a los que todavía creemos en la posibilidad de cambiar el mundo es aquella de “esto siempre ha sido así”. Allá donde vayas hay leyes no escritas o normas heredadas que nadie se atreve a poner en tela de juicio. Un ejemplo de esto es la costumbre existente en muchos centros educativos y que otorga, en función de la antigüedad, ciertos privilegios a la hora de elegir los grupos y niveles a los que impartir clase. Eso produce como consecuencia que, en más de una ocasión, los más veteranos y curtidos se queden con los grupos más fáciles y dejen para el interino recién llegado y sin experiencia las clases más complicadas y conflictivas. Para que se entienda, es como si el médico más experimentado eligiera atender a los pacientes que vienen con jaquecas y dejaran los trasplantes múltiples para los que acaban de aprobar el MIR. Unos amigos están intentando abrir diferentes foros de reflexión en el mundo educativo desde un blog llamado afilalápiz. Afirman que venimos de una cultura escolar en la que el docente ha sido el principal protagonista de la acción educativa. Si no tenemos claro que nuestra sanidad está para atender a los pacientes y que nuestra educación está para formar al alumnado, podremos caer en la tentación de autoproclamarnos como piedras angulares del sistema. Miramos con lupa todas las normas que están en los boletines oficiales y pasamos por alto las que la fuerza de la costumbre ha convertido en ley sin reparar en que pueden ser injustas o irracionales. Quizá ha llegado el momento de decir que las cosas no siempre tienen que ser así.


La viñeta es de Forges, que algún día pasará a formar parte de la Historia del Pensamiento de este país.

15 marzo, 2009

Lo incautado, lo ignorado y sus responsables


Ayer sábado se pudo ver en informe semanal un interesante reportaje sobre el dinero de la República incautado y jamás recuperado. En octubre hablé de esta cuestión. Parece ser que el asunto ha llegado al Congreso y ya podemos ver las posturas de cada formación política. Habrá que tomar nota.

Cuando sea mayor...


...me gustaría ser capaz de entender bien todas las cosas, saber analizarlas con claridad y explicarlas bien.

09 marzo, 2009

Igualdad


Sabemos que desde aquel primer 8 de marzo las cosas han cambiado bastante. Todos nos hemos reído con ese contrato para maestras del año 1923, uno que casi todo el mundo ha recibido por e-mail, y en el que se les prohibía frecuentar heladerías y montar en coche con hombres que no fueran el padre o el hermano. Y nos hace gracia porque hoy nos parece increíble algo que nuestras abuelas vieron como normal. Que se haya avanzado mucho no significa que una tarea esté acabada: todavía estamos lejos de acabar con la discriminación de género incluso en el llamado primer mundo. Lo que debiéramos plantearnos, antes de continuar por rutas equivocadas, es si todo el camino que nos queda por recorrer hacia esa igualdad debe hacerse en el mismo sentido y con los mismos protagonistas. Si la igualdad consiste en que las mujeres asuman papeles que tenían prohibidos y que eran privilegio de los varones, podemos acabar reproduciendo, en otros cuerpos, los mismos errores de los que pretendíamos salir. Maldita igualdad si con ella sólo logramos que las mujeres puedan alcanzar altísimas responsabilidades en las que pasar trabajando 18 horas diarias, manifestando frialdad, incomprensión y falta de sentimientos humanos. Tal vez no sea preciso que las mujeres se parezcan más a los varones sino que éstos muevan ficha y busquen la igualdad haciendo un recorrido inverso que les permita disfrutar de todo lo que el machismo les ha impedido desarrollar plenamente: participar de cerca en la educación de los hijos, mostrar sensibilidad, dar rienda suelta a los sentimientos y adquirir esa virtud que llaman empatía.  No es poco.


Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 9 de marzo de 2009.

08 marzo, 2009

8 de marzo

Hace tres años publiqué algo sobre los dichosos días mundiales. El 8 de marzo es diferente y creo que es una de esas fechas en las que debemos pararnos y reflexionar. Mañana dedico mi columna a la igualdad entre varones y mujeres, sin mucha profundidad, con las limitaciones que tiene una columna. Por eso creo que hay que pensar y repensar muchos de los problemas que nuestras sociedades tienen.

La inmensa mayoría de las mujeres del mundo continuan sin recibir la consideración de ser humano pleno de derechos. Siguen existiendo, en papel o de facto, títulos de propiedad de ellas como si fueran ganado o parcelas. Por lo tanto, a la hora de abordar los problemas de la mujer en el mundo, deberíamos colocar en primer lugar esa cuestión y no otra. No nos vale el relativismo cultural ante violaciones de derechos humanos muy graves que se cometen con el beneplácito de los gobiernos de casi todo el mundo.

Si nos fijamos en los problemas que tenemos en el llamado primer mundo, vemos que todo tiene una gravedad menor. Eso no significa que no sea importante y que las luchas feministas hayan dejado de tener sentido aquí y ahora. Por mucho que les pese a quienes quieren desprestigiar la palabra feminismo, intentando equipararla con el hembrismo, las mujeres siguen teniendo más dificultades que los varones en muchos aspectos de la vida y es por eso que el feminismo sigue siendo necesario.

Muchas veces nos hartamos de hacer leyes para resolver problemas y no nos damos cuenta de que la cuestión no radica en una nueva norma sino en hacer efectivas las existentes. Si el artículo 14 de la Constitución y el 2 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos fueran vigilados en su cumplimiento con el mismo celo que se hace con el pago del IVA o con el exceso de velocidad (allí donde hay radares) estaríamos hablando de más. Quizá sea ese uno de los escollos: no podemos poner un radar en cada ciudadano que nos haga saltar las alarmas ante discriminaciones por razón de sexo.

Me escandalizo cada vez que leo un estudio en el que se habla de la discriminación salarial de las mujeres. Siempre me hago la misma pregunta. ¿Por qué no cogen las nóminas en las que se demuestra esa discriminación, van a la inspección de trabajo y ponemos una sanción lo suficientemente gravosa como para que no merezca la pensa volver a discriminar?

Otra cosa que no consigo entender es las normas que se hacen para conseguir la reconciliación familiar y que parten de un concepto equivocado: los hijos (y los mayores) son una responsabilidad de la mujer y "subsidiariamente y en algunas ocasiones" también de los varones. Cuando se legisla ad mulierem en esos aspectos, se está discriminando en el intento de hacer desaparecer la discriminación.

Creo que la discriminación en nuestros países llamados occidentales parte de las relaciones humanas. En las parejas sigue existiendo (incluso en las más progres) una desigualdad que marca de un modo definitivo. Es muy difícil legislar en este sentido, porque si una mujer consiente la discriminación que ejerce su propia pareja poco podemos hacer los demás. Pero poco no significa nada, y hay algunas normas que sí que se podrían dictar para resolver esa cuestión.

Por ejemplo, soy partidario de que el permiso de paternidad sea de una semana (en lugar de los quince días actuales) pero que, a cambio, la baja maternal se pueda extender hasta seis meses siempre y cuando dos de ellos sean disfrutados, obligatoriamente, por el varón. [Se haría excepción en caso de familias monoparentales, obviamente]

Por muchas razones:

1. Implicar al varón (muchos no están concienciados) en el cuidado y el afecto a sus hijos.
2. Evitar la discriminación a la mujer a la hora de seleccionar el personal. Si cada nacimiento sabemos que va a "costar" un mínimo de dos meses y un máximo de cuatro, habremos conseguido hacer desaparecer muchas excusas.
3. Los niños son un bien de la sociedad y su "coste" (lo pongo entre comillas, yo creo que es una inversión y no un coste) no debe reacaer sólo en quien gesta, da a luz y amamanta la criatura. El resto de los cuidados que se dan a un niño los puede hacer un varón sin limitación física o mental específica en función de su sexo. Creo que sería una medida educativa en la sociedad y en la familia.

Me he encontrado a mujeres que cuando les he dado a conocer esta propuesta les parecía mal. Estaban a favor de poder tener seis meses de baja pero que los otros dos meses fueran optativos entre el padre y la madre. Yo creo que eso sería un error porque perpetuaría los estúpidos prejuicios del empresariado, que sigue viendo en las bajas maternales un problema que traen las mujeres (cuando es una situación que traen las familias). Esa posibilidad de opción haría que en el 95% de los casos fuera la mujer la que se los pidiera y no habríamos avanzado nada.

Creo que ya he escrito suficiente por hoy. Pero es un asunto que da para mucho más. Llevo hablando mucho de este tema con un viejo amigo y en algunas cosas creo que estoy de acuerdo con él. Quizá no debamos buscar la igualdad entre varones y mujeres. Tal vez lo más enriquecedor sea que los varones aprendamos de la manera de ver y de sentir que ellas tienen y que, por culpa de la educación machista, nos fue negado a los varones.

Sobre la violencia machista tengo que poner un día un post "elaboradito". ¿Dónde nace? ¿Es innata? ¿Se aprende? ¿Quién la enseña?

Pero eso lo dejo para otro día. Por cierto, feliz día a quienes luchan por los derechos de las Mujeres en todo el mundo.

La canción de Javier Krahe - tiene muchos años- es una descripción certera de ese machsita de todos los días que sigue habitando tantas casas.

02 marzo, 2009

El precio de la cultura

Creo que habré visitado el teatro romano de Mérida más de cincuenta veces: de día, de noche, en grupo, para ver obras de teatro o traduciendo las explicaciones de algún experto. Así que, aprovechando que no tienen colegio el martes de carnaval, pensé que sería interesante que mis hijos conocieran un lugar tan importante y tan cercano. Me puse en la cola para sacar las entradas y ya sabía que a los adultos nos iba a costar entrar por ver un monumento que habíamos visto infinidad de veces, pero merecía la pena pagar siete euros cada uno y poder explicarles a los niños un poco de nuestra historia e ir inculcándoles el hábito de visitar museos y monumentos. En la taquilla me dicen que el niño, de nueve años, tiene que pagar de seis euros. Dejé en la ventanilla mis veinte euros y, mientras me picaban la entrada, caí en la cuenta de que es bastante descorazonador que un niño de nueve años, al que quieres empezar a trasmitir el gusto por la arqueología, tenga que pagar mil pesetas por una actividad educativa que no sólo no debería ser costosa sino que debería incentivarse. Lo más sangrante es que los precios también tienen su lado más oscuro y, aunque el artículo 14 de la constitución dice que no puede prevalecer discriminación alguna, los seis euros se convierten en tres dependiendo de si resides en Mérida o en Calamonte. Me parece bien que se pague por la cultura, que nos acostumbremos a rascarnos el bolsillo, de forma simbólica, cada vez que disfrutemos de nuestro patrimonio cultural, pero cobrarle seis euros a un niño de nueve años por entrar al teatro es cualquier cosa menos edificante.

Un mundo en guerra

Un periódico de la capital anunciaba el pasado domingo que Europa se estaba preparando para un escenario de guerra. La palabra escenario es ...