31 diciembre, 2014

Los últimos años

Ya no recuerdo exactamente cuántos años hace que veo una grúa azul al asomarme a la ventana. No sé si fue en 2009 o quizá ya en 2010. Es como un elemento extraño que rompe la línea del cielo de la ciudad en la que vivo, aunque no me impide ver ni la torre de la catedral ni la alcazaba. Durante las ciclogénesis explosivas de los últimos años (algo que no teníamos cuando éramos pequeños), hemos pasado un poco de miedo al verla balancearse con sus hierros y piedras de hormigón a escasos metros de los habitados tejados vecinos. La grúa está abandonada, como el edificio a medio construir en el que se ubica. Ignoramos si la van a quitar algún día y si cumple con todas las revisiones pertinentes que eviten una desgracia. Hoy acaba 2014, me asomo a la ventana y cuento un año más frente a la grúa azul, que se me ha convertido en un símbolo de ese tiempo en el que todo el mundo iba a tener muchas casas que revender a otros para hacernos todos millonarios.

Estos últimos años podrían pasar como un tiempo triste, con mucha gente desempleada, comedores sociales llenos, estómagos vacíos en las escuelas y frío en las casas durante el invierno. Ya sabemos que no son todos los que están en esta situación, pero son más de los que nos podemos permitir. Basta acercarse a los voluntarios de organizaciones de caridad para que te desgranen los dramas que vive la gente a nuestro lado. Aunque también podríamos darle la vueltas a las cosas y pensar que ante tanta adversidad ha surgido la solidaridad, la movilización y la lucha por un mundo más justo:  en varias catedrales e iglesias de España hay en estos momentos grupos de personas reclamando que se haga efectivo el derecho a poder subsistir. No es mucho lo que piden, es simplemente lo que se supone que deberían garantizar los Derechos Humanos.


2015 nos llega mañana y parece que puede traer grandes novedades. En Grecia, por ejemplo, todo se ha precipitado rápidamente, han convocado a la población a las urnas para el mes que viene, y desde el FMI, la UE y el ministerio de finanzas alemán llevan horas advirtiendo a la machacada población griega que ni se le ocurra tomar decisión alguna en contra del deseo de los mercados. Así que a la cuna de la democracia quieren convertirla también en la tumba, el lugar donde el chantaje mafioso a una  población humillada y desesperada les impida incluso probar algo diferente a lo ya sufrido. Cuando visité la Acrópolis hace unos años vi un montón de grúas paradas y casi oxidadas que me molestaban la vista. No sé si esa maldita máquina acabará formando parte de la arqueología de estos últimos años en los que son siempre los mismos los que pagan el pato. Pero esto tiene pinta cambiar, porque ya hay demasiada gente que no tiene (casi) nada que perder.

Publicado en el diario HOY el 31 de diciembre de 2015.

Nota: la grúa existe, es la que aparece en la fotografía, y lleva 5 años (como mínimo) balanceándose sobre las casas de mis vecinos. todo un símbolo de un tiempo que esperemos que se acabe. En la foto todavía hay muchas zonas oscuras, pero se atisba un rojo amanecer. Feliz año 2015. Lo mejor está por venir.


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