Escribo esto a raíz del post anterior, porque uno no deja de verse rodeado de contradicciones. Apuntaba que no siendo un ferviente seguidor de la idea del "libro de texto", me apenaba el hecho de que a todo el mundo le parecieran carísimos. Y lo que todavía me entristece más es que la desaparición del libro de texto se llevara por delante a decenas de librerías de Extremadura. Alguien dijo que la pérdida se compensaría con el plan de fomento de la lectura que se va a hacer, pero seamos realistas, en Extremadura, de la noche a la mañana, no nos vamos a encontrar con centenares de personas haciendo cola para pagar una novela, una colección de poemas, ensayos o libros de fotografías. Desgraciadamente no es así.
En este asunto, como en muchos otros, uno no tiene soluciones para los problemas. Escribir sobre ellos aquí es una forma de desahogarse, tal vez bastante inútil.