31 octubre, 2009
Músiquilla
De animalibus
26 octubre, 2009
Bicicletas
A finales de los años 90 un ciudadano de Badajoz fue a visitar a un amigo alemán que vivía en Freiburg, localidad de unos 200.000. Para poder moverse por la ciudad el anfitrión le prestó una bicicleta que mi amigo agradeció, aunque le puso un pequeño reparo: la bicicleta no tenía cadenas, candados o sistemas similares para evitar los latrocinios. El alemán le respondió que no hacía falta y que en toda la ciudad encontraría lugares en los que dejar la bicicleta sin miedo a que desapareciera. Mi amigo se quedó boquiabierto y cuenta aquellos días en Freiburg como una estancia inolvidable, disfrutando de carriles especiales para ese medio de locomoción y facilidades en toda la ciudad. Cuando volvió se lamentó de que Badajoz, con una orografía y un clima envidiable, apenas contara con tres pequeños tramos de carril bici. Cuatrocientos metros que unían el Puente de Palmas con el puente de la Universidad, un kilómetro en la carretera de la Granadilla y otro en Puente Real. Ha pasado una década desde entonces y las mejoras en esta ciudad, que pretende ser moderna y avanzada, no han sido muchas. Hoy tenemos una acera amplia hasta la frontera, aunque no es un carril-bici propiamente dicho, un tramo muy decente en la carretera Valverde y una broma de mal gusto – no se le puede llamar de otra manera- que es lo que en su día se hizo al pintar unas rayas en el suelo de la carretera de circunvalación. Parece que ahora vamos a contar con un sistema público de uso de bicicletas y uno no puede más que felicitarse. Pero Freiburg sigue estando demasiado lejos de Badajoz y no es solo cuestión de civismo.
Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 26 de octubre de 2009.
19 octubre, 2009
Seré breve
12 octubre, 2009
Fiesta nacional
Me gustan más los sustantivos que los adjetivos. Más que nada por la sustancia que tienen. Los adjetivos corren el peligro de ser ñoños, exagerados o injustos. Y además se quedan en nada, en algo subjetivo que puede convertirse en antónimo a los ojos de otra persona. En cambio los sustantivos son siempre tangibles, incluso cuando hablamos de términos abstractos. Un botijo lo es para los de izquierdas y para los de derechas, cristianos y ateos. Calificar es relativo y hasta los colores o formas dependen de si uno es daltónico o padece astigmatismo. Hoy es uno de esos días en los que, puestos a elegir, prefiero el sustantivo y paso del adjetivo, me quedo con la fiesta y dejo a los demás que se repartan lo de nacional. Tampoco soy de los que siguen al pie de la letra los consejos de Brassens y Paco Ibáñez para este tipo de jornadas, porque es mejor madrugar para disfrutar despierto cada minuto de un día que, si no lo interrumpe un desfile, suele ser calmo y silencioso. Un sustantivo puede guardar mucha información, pero no hay nada como un lápiz USB de esos que llaman pendrive. Los niños tratan de epatar a sus abuelos con ellos: “¡Aquí caben mil libros!” Y los abuelos no se lo acaban de creer. También caben 17000 folios de sumario o toda la contabilidad B de un partido político. Antes los registros policiales para detener a los corruptos necesitaban de decenas de funcionarios acarreando cajas de documentación. Hoy todo cabe en la palma de la mano y no es extraño que algunos maldigan a estos aparatitos con adjetivos de cuatro letras. Tanto hablar de la nación que se les ha estropeado la fiesta.
Canción para este día
05 octubre, 2009
Cirugía ética
Historias de Loach y Laverty
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