No se sabe qué es mejor o es peor. La lógica
invitaría a pensar que es preferible que cada ministerio tenga al frente a una
persona con profundos conocimientos, incluso experiencia profesional, en el
área que va a gobernar. Pero créanme que es un argumento de doble filo y muy
peligroso. ¿Se puede llevar la defensa de un país tras haber pasado por
una empresa de armamento? Claro, por qué no. ¿Se puede manejar la
agricultura de un país comparando los regadíos con
las mujeres y defender el medio ambiente con 300.000
euros en acciones de una petrolera? Pues por supuesto. ¿Hay algún
inconveniente en encargarse
de la educación sin haber pisado un aula desde hace casi treinta años? ¡Y
casi es una ventaja!, apostillarían algunos. De hecho, hay quien dice que en
determinadas áreas la visión del que viene de fuera puede ayudar a superar
determinados vicios y tendencias que trae consigo el corporativismo y la
estrechez de miras. La cuestión es que la economía española va a estar en manos
de un experto muy bien preparado y que, entre sus últimos destinos, se dedicaba
a
asesorar en Europa a Lehman Brothers.
Esto de que el bombero sea la misma persona que el pirómano tampoco es novedad.
Buena prueba de ello es que Montoro, en
el año 2002, se jactaba públicamente de que estuviéramos creciendo cuatro veces
más que la media europea gracias al comportamiento de la construcción como
motor económico. Todavía estamos esperando una matización de sus
palabras. De poco vale tener unos perfiles técnicos envidiables si las
experiencias que atesoran nos hacen temblar en este largo invierno que ahora
empieza.
Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 26 de
diciembre de 2011.
1 comentario:
No creo que importe la rama laboral del ministro, sí importa su sentido ético y marco de valores en función de el cual seleccionará los técnicos o asesores que necesite. A temblar podemos echarnos con la "altísima cualificación" de este gobierno.
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