28 octubre, 2013

Mundos paralelos

Este verano estuve recogiendo pintadas curiosas y sugerentes de todos los lugares y hallé una muy llamativa: el dibujo de una puerta con su pomo y un letrero que indicaba “universo paralelo”. Un ejercicio poético interesante, ese de imaginar realidades que transcurren simultáneamente y que son intangibles, como los millones de dinerales de los que Botín se vanagloriaba y que, parece ser, están entrando en España como si fueran un frente frío del Atlántico. Así que el final de la crisis está llegando a la cara A de este disco rallado, donde la gente importante, la que no ha tenido que modificar ni un ápice sus costumbres ni sus comodidades en los últimos siete años, se han convertido en discípulos avanzados de Heráclito y ya ven que todo vuelve a fluir, especialmente por sus cuentas corrientes.

 Los habitantes de la cara B de la opulencia deberán esperar todavía un tiempo y sacrificarse más: menos sueldos, más horas de trabajo, despidos gratuitos, jubilaciones septuagenarias, contratos precarios para jóvenes brillantes y desoladoras bolsas de desempleo. Los análisis de la realidad de quienes siempre pisan moqueta ignoran que existe un mundo ajeno al suyo, se han creído que sus escenarios de Show de Truman son el paisaje auténtico y que los parias aún tienen un margen de sufrimiento que solidifique sus privilegios. Me pregunto dónde estará esa puerta que comunica estos dos mundos paralelos, un lugar al que poder acudir para agarrar del brazo a los creadores de pesadillas y mostrarles la fría realidad despojada de tanta parafernalia, propaganda y frase hueca como fabrican. Pero su mundo no es de este reino.

Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 28 de octubre de 2013.

21 octubre, 2013

Adiós muchacha



Entre mis películas favoritas está la que dirigió Louis Malle en 1987 y cuyo título original era Au revoir, les enfants. No desvelaré desenlaces de esta impactante historia, que recomiendo vivamente a quien todavía no la haya visto, y que estaba ambientada en un colegio francés durante la segunda guerra mundial. Alguna de aquellas escenas me recuerdan a lo sucedido hace unas semanas con Leonarda Dibrani, una muchacha kosovar y a la que la fuerza pública mandó bajar del autobús durante una excursión escolar para deportarla. Lo que son las cosas: cuando Leonarda apenas tenía meses de vida estaba nuestra querida OTAN bombardeando ciegamente a los serbios para salvar a los kosovares; ahora le toca hacer el camino de vuelta y nos reafirma que aquellas bombas no se preocupaban nada de la condición humana y mucho de la geopolítica.


Escuché la voz de esta chica en la radio, relatando en un francés bastante correcto cómo se abrazó a su profesora para impedir la deportación, y he de confesar que sentí una mezcla de rabia y desazón: rabia por la impotencia de ver como el milenio rebobina su historia y nos repite pasajes de la segunda mitad del siglo XX que creíamos superados; y una profunda desazón cuando reparas que es un autodenominado socialista, Manuel Valls, quien está detrás de una medida tan repugnante como la de arrebatar a una alumna de entre sus compañeros por razones de raza, origen o nacionalidad. Si para impedir el ascenso de Marine Le Pen se opta por imitarla y superarla es porque una mezcla de torpeza, maldad y despropósito se han conjugado en una sola persona. Adiós muchacha, debió de decirle su profesora a Leonarda cuando se la llevaban.

Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 21 de octubre de 2013.

Nota: *Aquellas personas que no han visto Au revoir, les enfants deberían abstenerse de reproducir el vídeo que ilustra este post y que desvela el final de la película.



13 octubre, 2013

Formas de protesta

El habernos tocado vivir en una de las áreas católicas de Europa nos ha provocado que el término protestante tenga unas connotaciones muy negativas en nuestro subconsciente. El silencio, el acatamiento, el servilismo o la docilidad tienen muy buena prensa y lo convierten a uno en un ser digno de admiración, muy apetecido por cualquier tipo de poder. En cambio, las personas críticas, inconformistas, rebeldes ante las injusticias o que suelen significarse,  éstas son de las que corren el peligro de ser marcadas y señaladas, incluso 40 años después de la muerte del dictador. Me doy por vencido y sé que necesitaremos varias décadas hasta que nuestra sociedad acabe apreciando más al que se parte la cara reivindicando lo que cree de justicia, que al que se achanta y se resigna.

Sobre las maneras de plasmar las protestas encontraremos opiniones de todos los colores: a unos no les gusta ninguna de ellas, ni las tradicionales de pancarta ni las más modernas, quizá porque en el fondo desearían que no existieran; a otros les da por poner pegas a cada fórmula y se dedican a hacer campeonatos de tiquismiquis sobre los modos para despistarnos del fondo. Ahora llegan a España las mujeres de Femen, que son de las que protestan a pecho descubierto, y más de uno se va a quedar obnubilado en el envoltorio, sin entrar a valorar los contenidos. Por desgracia, hoy es necesario salirse fuera de los cánones para hacer visibles los mensajes de desacuerdo, así que no caigamos en el error de descalificar las formas pacíficas de contestación y reflexionemos sobre cuánta razón (o sinrazón) hay en el fondo de cada protesta.


Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 14 de octubre de 2013.

07 octubre, 2013

Lampedusa

Pocos nombres propios italianos nos permiten tantas asociaciones de ideas como Lampedusa. Empiezas pensando en la novela de Giuseppe Tomasi , pasas a la película de Visconti y acabas con Burt Lancaster afirmando que hay que hacer cambios para que todo permanezca como siempre. Hoy Lampedusa es una metáfora del mundo. O de dos, para ser más exactos: del mundo que soñaba Umberto Bossi, que no hace mucho abogaba sin pudor con bombardear los barcos que llegan a la isla, y del mundo de los sin nombre, de los que no tenían más posesiones que lo que llevaban puesto en el momento de desaparecer en un barco de mala muerte.


El jueves se producía en Lampedusa una catástrofe de las mismas consecuencias humanas que el 11M de 2004 en Madrid, con la diferencia y el agravante de que pasado mañana ya no se hablará de quienes hoy están en la morgue, ni jamás veremos a sus familiares llorar en televisión. Para que desaparezcan nuestros muros de la vergüenza, que ya han causado más muertes que el denostado de Berlín, hace falta cambiar la fórmula organizativa del planeta, que siempre fue miserable desde el punto de vista ético y ahora es insostenible e inviable. Entre el primer mundo ciego y el tercero famélico necesitamos uno que sirva de puente hacia el futuro: es el que habrá de construirse aquí, con empatía hacia los que sufren y con voluntad de hacer florecer la justicia (que no la caridad) en cada rincón de la tierra. Un reto dificilísimo pero imprescindible, porque a este planeta ya no le valen más trucos de Gatopardo para que todo siga igual.

Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 7 de octubre de 2013.

Un mundo en guerra

Un periódico de la capital anunciaba el pasado domingo que Europa se estaba preparando para un escenario de guerra. La palabra escenario es ...