Una de las cosas que echaba de menos es poder escribir cualquier día
sobre lo que me diera la gana y sin atenerme a normas no escritas, como esa que
dice que uno no debe criticar lo que publican otros columnistas del
mismo medio. Así que hoy me he desayunado con
esto y no me queda más remedio que interrumpir y [anotar] con otro color sobre el texto de dicha columna, que no tiene desperdicio.
Desde el día en que el Rey comunicó que abdicaba, un puñado de
ciudadanos se ha echado al monte, perdón, a la calle . [¡Hombre!No es lo mismo "echarse al monte" que
"echarse a la calle". La primera expresión tiene unas connotaciones
de “ilegalidad” o incluso “violencia”, mientras que "echarse a la
calle" es un saludable ejercicio democrático. ¿No? ¿O es que usted nunca
necesita reclamar nada en la calle? Hay gente que necesita salir porque no todo
el mundo tiene la posibilidad de presionar a base de lobby o llamando a las
puertas de los despachos]
con banderas multicolores y proclamas incendiarias. [Pues sí, las banderas de más de dos colores son multicolores y la
proclama más incendiaria que se ha escuchado es la "voluntad de ser
consultados". ¡Vaya!]
Si no fuera por la edad de los muchachitos cualquiera día [sic] que
habíamos vuelto a los libros de historia que, probablemente, ni han leído
aunque, por la pinta que llevaban, más parecía la asonada un carnaval veraniego
que una propuesta ideológica. [¡Bueno,
esto sube de tono! ¡Por la pinta deduce el columnista que los muchachitos no
han leído nada! Pero no le tildemos de sectario y lleno de prejuicios porque
sería caer en su mismo error]
Cuando murió Franco, salieron antifranquistas por todos lados y,
ahora que el Rey anuncia su marcha, tenemos republicanos para dar y
repartir. [Vamos a ver: antes de
morir Franco había gentes que luchaban por las libertades y que por eso eran
detenidas, torturadas, encarceladas e incluso ejecutadas. Y ocurría con el
silencio ¿o aquiescencia? de quienes detentaban títulos de príncipe heredero.
Así que vamos a contarlo todo, no vaya a ser que tengamos que dudar de la
capacidad de analizar la historia del columnista].
Lo que sucede es que los actuales, más que republicanos, son
aprendices, espontáneos e iletrados porque no se entienden muy bien ni el
discurso ni las formas ni la estética que enarbolan, más propia de una película
de Berlanga que de seria aspiración política. [¡Olé! Ahí va un juicio de valor consistente: las personas que
abogan por la república como forma de Estado, que es lo que hay en el 85% del
mundo, son iletrados. ¿Es esto una argumentación seria?]
Republicanos de la tricolor que olvidan que republicana fue
también la rojigualda. Republicanos sin mucha formación porque solo conocen la
República española de los años treinta. [¿Y por qué deduce que lo ignoran? ¿No se ha planteado el
columnista que los manifestantes puedan preferir el espíritu la II República,
la que trajo el voto de la mujer, las misiones pedagógicas, la enseñanza mixta
y un largo etcétera? Pues no, tiene que suponer que lo ignoran.]
Republicanos de izquierdas porque ignoran, a sabiendas o no, que
la República también puede ser de derechas. [¡Pues claro que saben que se puede ser republicano de derechas,
que gobernó la CEDA y que el partido más de derechas de Estados Unidos es el
Republicano! ¿No puede pensar este columnista que quienes reclaman en la calle
el referéndum son simplemente ciudadanos que creen "en la igualdad para
acceder a cualquier puesto público sin que el linaje pueda ser un elemento
discriminatorio"?]
Republicanos empeñados en elegir al Jefe del Estado cuando en la
República que añoran lo elegían los diputados. [¿Y quién le ha dicho al columnista que los que se manifiestan
pretendan reinstaurar el mismo modelo de la II República?]
Torpes republicanos de hoz y martillo, de ruptura social y
constitucional, hoy nacionalistas, mañana independentistas, siempre frente al
sistema, reclamando referéndums por doquier y alzándose como voz de la mayoría
cuando la mayoría los desprecia. [Está
feo llamar torpe a alguien. Incluso
estaría feo decírselo a quien recrimina a otros alzarse como voz de la mayoría
para, a renglón seguido, dictaminar que la mayoría los desprecia. ¡Todo un
ejercicio de ecuanimidad! Entiéndase la ironía.]
Los países serios respetan sus constituciones y suelen arrojar al
aislamiento social a quienes, por ignorancia o manipulando la realidad, la
historia y la legislación, se empeñan a diario en ejercer de pirómanos, eso sí,
aforados y con sueldo público. [¡Qué
joya! Quienes hicieron la Constitución nos pusieron a las generaciones
venideras un listón muy alto para modificar aquella norma. Debieron creerse los
elegidos por Yahvé o algo así. En un momento en el que era importantísimo conocer
el nombre de los capitanes generales de cada región militar, pusieron entre la
espada y la pared a los que habían dado su vida por las libertades y les
plantearon la disyuntiva: o esto o volver al 74, que nos están amenazando. ¿Y
aquel “sí” lo tendrán que soportar hasta los nietos de nuestros nietos? ¿Es
esto serio desde un punto de vista democrático?
Estos republicanitos que leen poco o nada y creen tener razón solo
porque hablan con megáfono y toman la calle ante la indiferencia de la gente de
bien [El columnista vuelve a
inferir la falta de lectura en los que no piensan como él y menciona la
expresión “gente de bien”. Le ha faltado un pelo para hablar de “gente de
orden” y “afectos al régimen” frente a “chusma”. No juzgaré estas palabras
porque quien las pronuncia desvela perfectamente sus virtudes. Sí que le
recomiendo el último libro de Owen Jones, que no le irá nada mal ver otro
mundo]
recuerdan a los revolucionarios bananeros que Woody Allen retrató.
Sí, aquellos que, tras alcanzar el poder en la República de San Marcos, imponen
el sueco como lengua oficial, que todos los ciudadanos se cambien de ropa
interior cada hora y media y que los menores de dieciséis años a partir de ese
momento tengan dieciséis años. 'Bananas' se tituló en algunos lugares 'La
locura está de moda' y esto es así porque siempre hay un par de indocumentados
con mucha labia dispuestos a hacer el ridículo. El problema, y entonces ya no
tiene gracia, es cuando se llevan por delante la voluntad del pueblo. [No conozco columnistas con tanta facilidad para insultar como
este, quizá Ussía. No se ha enterado, o no quiere enterarse, de que nadie
quiere llevarse por delante la voluntad de un pueblo sino consultarle más a
menudo. Dos referéndums en 36 años no han sido muchos, ¿no?
“Indocumentados”, “labia”, “ridículo”… mucho me temo que hay mejores maneras de
defender lo que se desea sin tener que menospreciar a quien no piensa igual que
nosotros. ¿no?]
Hasta aquí mi primera incursión polemista en mi primera intervención
postcolumnista. Disculpen el
desahogo, pero es que ya no aguantaba una semana más sin puntualizar cosas de
este tipo.
3 comentarios:
Hola Javier.
No sé qué ha pasado con tu columna del Periódico, aunque la echo de menos.
He buscado en el enlace el artículo al que te refieres pero no aparece. Aún así, este "despacho" que has firmado me parece casi una necesidad. Espero que pese a no tener "columna" sigas escribiendo.
Un saludo.
Manuela Matas
Efectivamente, he dejado de publicar en El Periódico Extremadura tras casi 10 años y casi 500 columnas. Seguiré escribiendo por aquí, cuando tenga algo que decir. Es cierto que el enlace no funciona, Aquí también se puede leer. http://www.lacronicabadajoz.com/noticias/badajoz/bananas_158708.html
Voy a escribir otras cosas y la etapa en El Periódico tenía ya que acabar.
Gracias y un saludo.
Ole, ole y ole!!
Publicar un comentario