Salvar la tierra

Anteayer amaneció fresquito y escuché a dos personas quejarse del frío que habían pasado y que ya no parecía verano. Así es la memoria de selectiva, que la gente ya no se acuerda de lo que hemos pasado la semana anterior. Las olas de calor no son nada nuevo y todos recordamos algún mes de junio con idénticas temperaturas. Los expertos dicen que eso no es un síntoma del cambio climático y que no debería inquietarnos, pero sí que deberíamos preocuparnos por otros datos que son estremecedores: de los quince años más cálidos desde que en el siglo XIX se empezaran a registrar las temperaturas, catorce de ellos han sido en este milenio. En dos semanas hemos visto arder el centro de Portugal, morir a medio centenar de personas huyendo en sus coches y a uno de nuestros más importantes Parques Nacionales devorado por las llamas. Seríamos injustos y poco rigurosos si creyéramos que ambos incendios son consecuencia directa del cambio climático, porque incendios como estos ocurrían ya h