29 mayo, 2019

Trueque


 

El 28 de abril sabíamos que nadie iba a hablar de pactos para la formación del gobierno central hasta después del 26 de mayo. Hoy ya han pasado tres días de esta fecha y lo que parecía más factible antes de las elecciones europeas y municipales puede verse relegado en función de jugadas a tres bandas (o más) en las que se puede intercambiar casi todo.



Tener una posición centrada en el arco parlamentario te permite elegir compañeros de baile a diestra y siniestra, con la salvedad de que hay que intentar mantener cierta coherencia y no proponer un cambalache en Madrid al mismo tiempo que se sigue actuando como si en la Junta de Andalucía no estuviera pasando nada.



La irrupción de la extrema derecha ha supuesto una nueva ruptura en el arco parlamentario del centro derecha, que hasta 2011 era de una sola pieza y ahora se ha partido en tres pedazos que se vuelven a juntar rápidamente, sin apenas remilgos, para evitar gobiernos de izquierda. Ya vimos en Andalucía que la negativa de los partidos democristianos y liberales europeos a compartir poder con quienes abogan por políticas xenófobas no era vigente por estos lares: todo se solucionaba con un pacto con intermediario, donde Ciudadanos no da la mano a Vox y es el PP el que pacta con ambos como si los otros dos no se conocieran de nada



Ahora aquella cantinela de “la lista más votada es la que debe gobernar” se ha dejado de interpretar en los karaokes de Ayuntamientos y Comunidades Autónomas. Es el propio PP, que incluso quiso modificar la legislación cuando le perjudicaba, quien anda buscando tripartitos camuflados que le den alcaldías en Cáceres, Badajoz, Madrid y muchos más sitios.



Por su parte el PSOE, una vez conocidos los resultados del 26M, se plantea no hacer caso del “con Rivera no” de la noche electoral y formar Gobierno con el apoyo del mismo Rivera de la canción, aquel que no dejaba hablar a Sánchez en el segundo de los debates televisados.  Habrá que imaginar que el precio de girar a la derecha en contra de su electorado será gracias a una recompensa golosa, como devolver a Susana Díaz la Presidencia de la Junta de Andalucía u otro tipo de canje allí donde las cifran cuadren.



Imagino que es un dilema para los de Albert Rivera, porque son conscientes de que su electorado procede de aquellos mismos que en 2011 dieron el poder en casi toda España al Partido Popular, y que un respaldo a Sánchez les podría convertir, a medio plazo, en una repetición de la UPyD de Rosa Díez.



De momento solo hemos escuchado ruido sobre el tablero, los movimientos de pequeñas piezas de colores, como los quesitos del Trivial, que se van juntando aquí y allá para ver si se consigue la mitad más uno. De las propuestas todavía no hemos escuchado nada porque esto, en definitiva, parece más trueque que política con letras mayúsculas.

Publicado en HOY el 29 de mayo de 2019.

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15 mayo, 2019

Tres urnas más


Dentro de once días volveremos a votar y con una urna más que el pasado 28 de abril. Ignoro si alguien ha hecho cuentas para averiguar qué elecciones son las más importantes y en las que más nos jugamos. Para ser sincero, reconozco que no sé el porcentaje exacto de competencias, normas y presupuestos que nos vienen de Europa, de la administración central, de la regional o de la local, pero lo que sí creo es que no le damos la suficiente importancia a las elecciones del 26 de mayo, que no son segunda vuelta de nada sino la primera y única vuelta en la que nos jugamos cómo queremos vivir.



De Europa nos llega más de lo que creemos y no hablo de olas de frío polar en invierno,  aunque ahora quizá nos venga ese frente helado en otro formato, con un azul oscuro casi tan negro como el de las camisas que añora el ministro italiano Salvini. Las Comunidades Autónomas gestionan pilares fundamentales como la educación o la sanidad, pero lo que más afecta en el día a día es lo que se lleva a cabo en cada uno de los Ayuntamientos, los más de 8000 repartidos por todo el país y los 388 que hay en Extremadura.



Ya sabemos que son los Ayuntamientos, las instituciones con las arcas más depauperadas, las administraciones más cercanas a la ciudadanía para lo malo y para lo bueno, ya sea cuando nos ponen una multa por aparcar en doble fila, o bien cuando se encargan de enviar ayuda a domicilio a las personas que lo necesitan. Nos acordamos de alcaldes y concejales cuando tropezamos en las aceras, cuando los columpios del parque están llenos de herrumbre, cuando no tenemos piscina en el barrio, cuando no hacen nada contra la contaminación acústica, cuando sufrimos la falta de transparencia o cuando se muestran insensibles ante la tala de árboles, el pésimo estado de la perrera municipal o el abandono de las zonas menos glamurosas de la ciudad.



Para vivir a gusto en cualquier localidad no hace falta que nos prometan la luna, teleféricos, cien autovías, fuentes con mil chorros de colores o estadios que casi nunca se llenan. Basta con que se ocupen de que haya empleo y no haya tanta pobreza y marginación, que se preocupen de que las calles estén limpias y en condiciones, que haya más bicicletas y viandantes que vehículos privados, que cuiden del patrimonio que nos dejaron nuestros antepasados y que tomen medidas para que volver a casa tarde no sea una película de terror, ni para las mujeres, ni para nadie.



De lo que digamos en esas tres urnas que encontraremos en los colegios el día 26 de mayo dependerá el futuro de nuestros pueblos, de nuestra tierra y de un continente europeo tan obsesionado por la desmembración británica, que no repara en que hay un virus de intolerancia, racismo y xenofobia incubándose en su interior y que es mucho más peligroso. No se despisten.

Publicado en HOY el 15 de mayo de 2019.


10 mayo, 2019

La navidad que tuvimos dos jamones

Tengo perdido en algún disco duro un cuento a medio hacer que se titulaba La Navidad que tuvimos dos jamones. Probablemente no lo termine, si es que llego a encontrarlo. Surgió en el paso de 2011 a 2012, cuando la crisis apretaba y los recortes no habían alcanzado su momento más trágico.

Hoy, en Castelo Branco, se celebraba el día de Europa en la Eurorregión EUROACE. Una actividad con la que he estado liado desde hace un año y que hoy ha acabado con éxito. Este año hemos trabajado con alumnado de bachillerato artístico y una de las propuestas era traer una prenda que ya no usáramos y que pasaría a formar parte de una obra artística.

Anoche, cuando iba buscando alguna camiseta de esas que están tan usadas que no te pones ni para bajar la basura, me encontré la que me regalaron unos de mis últimos alumnos y alumnas de portugués.  Acabamos como despedida en un restaurante de la Plaza de Portugal de Badajoz y abrí un regalo que me tenían preparado. Durante el curso había seguido mis pautas de siempre: el primer día les decía que era un profesor muy serio y que me tenían que tratar como "senhor professor". Era una manera de habituarles a que no les saliera el tuteo en portugués y que recordaran que las distancias y los usos no son idénticos de un país a otro. Pero al final acababa rompiendo la tensión con un "é brincadeira". También les había contado varias veces, en broma, la pena que me producía que se hubieran perdido costrumbres como la de regalar un jamón al profesor, como se hacía en los pueblos antiguamente. 

El regalo era una camiseta que he usado muy a menudo estos años y que desde hace dos o tres era "de andar por casa", había perdido color y las letras blancas se iban despegando. Cuando lo abrí les di las gracias, les dije que no hacía falta (y era verdad) y que no se tenían que haber molestado. En ese instante sentí como una pezuña se clavaba en mi espalda, me giré, y me encontré con una paletilla ibérica. Pensé que era una broma y que se la habían pedido al dueño del restaurante para hacerme la gracia. Cenamos y, al acabar, me pedían a gritos que me llevara el regalo cárnico, pero seguía incrédulo y estaba convencido de que era una inocentada bien orquestada. El dueño del restaurante me perjuró que no era suya y acabé llevándomela a casa.

Esa camiseta está ahora en un mural que adorna la (todavía no inaugurada) Fábrica da Criatividade de Castelo Branco. Me parece que el mejor final para ese regalo es formar parte de una creación artística transfronteriza en Portugal. Desde anoche quiero recordar a todo el alumnado de ese curso, pero mezclo nombres y cursos. No sé si estaban Alejandro y Juani, o si era al que iban Agustín, Marisa y Mª José. O aquel al que iba Hugo, Carolina, Toni y Salor.

Me acabaré acordando.  O eso espero. Hoy he sentido saudades de aquellas aulas y de aquellas personas. La navidad de los dos jamones pasó volando y hoy me queda el recuerdo de unos días felices en un aula, intentando transmitir pasión por un país, una lengua, una cultura.  No sé si alguna vez lo conseguí. De lo que no tengo duda es de la suerte que supone trabajar en algo que te apasiona. Gracias.

01 mayo, 2019

Paisajes electorales

Paisajes electoralesPasar un día entero en un colegio electoral es una experiencia que recomiendo a todo el mundo una vez en la vida. Más no, porque cansa infinitamente y tampoco pretendo engañar. Pero se aprende como en ningún lado: vas viendo desfilar a la sociedad del barrio con sus esplendores y sus miserias, te das cuenta de lo poco que sabemos de nuestras normas democráticas, de lo antiguo y tedioso del sistema, y de esa tortura impropia del siglo XXI que es realizar el escrutinio del Senado.

El día te da para conocer a mucha gente: un presidente de mesa de Valladolid y cargado de sentido común, un entrañable portugués que te cuenta mil historias interesantes, conversaciones entretenidas para salvar la hora de la siesta, momentos de humor y camaradería al caer la tarde, e incluso alguna ligera tensión cuando pasan por allí los nuevos aires marciales.

Luego, de regreso a casa, hay tiempo para contemplar los paisajes que dejan los datos, los semicírculos de colores, los vaticinios de posibles alianzas y esa incertidumbre que se crea en el ambiente cuando no sabes si tu voto lo van a utilizar para firmar un pacto indeseable. Imagino que es lo que pueden pensar muchos votantes de Cs que abandonaron el PP para desalojar a Sánchez y ahora pueden acabar juntos en el mismo carro. Por no hablar de los propios votantes socialistas, que a grito vivo pedían en Ferraz dar calabazas a Rivera y cuyo líder fue incapaz de regalarles los oídos y tranquilizarles claramente en ese sentido.

Los paisajes poselectorales no cambian tanto como parece: los dos grandes contenedores de izquierda y derecha no se mueven demasiado pero sí las cajas que hay dentro de ellos, especialmente en la derecha, que ha pasado de tener un solo espacio en 2011 a tener que repartir entre tres el pasado domingo. Ahora habrá que esperar hasta la celebración de municipales, europeas y autonómicas del 26 de mayo para empezar a hablar de la composición de gobierno, porque la partida de póker en la que se ha convertido la política parece no tener fin.

Será complicado que Cs, que aspira a liderar toda la derecha, acabe invistiendo a un Sánchez al que Rivera acosó sin piedad en el debate del 23 de abril. También será difícil que Sánchez acepte el programa y los votos de quien gobierna en Andalucía con el apoyo implícito de la extrema derecha. A veces echo de menos una casilla de segunda opción en la papeleta, algo que ya se usa en Alemania aunque con otra finalidad. Una cruz para poder indicar con quién quiero que pacte mi primera opción en caso de necesidad, de manera que cada partido pudiera saber qué tipo de pacto prefiere su electorado. Sé que esto complicaría el escrutinio si, como ocurre en España, se siguen usando toneladas de papel en lugar de medios electrónicos, pero permitiría aclarar a los políticos qué desean sus votantes (que no siempre es lo mismo que lo que quieren sus militantes).

Publicado en HOY el 1 de mayo de 2019

Un mundo en guerra

Un periódico de la capital anunciaba el pasado domingo que Europa se estaba preparando para un escenario de guerra. La palabra escenario es ...