19 mayo, 2021

Los nadie de Oriente Medio

Llevo años dedicando una parte de mi tiempo a preocuparme por gente que sufre injusticias y viven muy lejos de aquí. No tiene demasiado mérito por mi parte: una reunión semanal y un reparto de tareas que nunca sabemos si son de utilidad, pero ya dejé de plantearme si las acciones de solidaridad merecen o no la pena en función de los logros conseguidos, porque lo único inútil en la vida es la pasividad y el lamento.

Hace unos días conocí la historia de Núria Marcet, que tiene 91 años y que todavía aparece por su barrio cada mañana que desahucian a alguien del vecindario. Si admirable me parecen las acciones de Núria, no se pueden imaginar lo que pienso de las cooperantes que están en la franja de Gaza, donde han muerto en los últimos días 198 palestinos, de los que 58 son menores y 34 mujeres, además de 1.300 heridos. Sí, también han muerto ocho adultos y dos menores israelíes a casusa de los ataques terroristas de Hamas, pero la desproporción del sufrimiento que se desprende de las cifras no tiene parangón.

Hoy no se puede hablar de una guerra en esta zona de Oriente Medio. Estamos hablando de una Estado con miles de tanques, una poderosa aviación y el ejército más preparado del planeta, contra una población indefensa y maltratada desde hace décadas, que no consigue tener su lugar en el mundo en el que vivir, que ansía tener el mínimo espacio vital que toda comunidad merece. Una lucha tan desigual debería tener otra palabra para no confundir los términos.

Lo peor, como siempre ocurre en todo enfrentamiento violento, lo encontramos a la hora de justificar lo injustificable. Israel culpa a los propios palestinos de la muerte de sus niños con la misma argumentación que utilizaron los bombarderos americanos que mataron a cientos de criaturas en un refugio de Bagdad en 1991, con la misma siniestra argucia con la que se justificaban las muertes en una casa-cuartel.

Las organizaciones de Derechos Humanos presentes en el terreno hablan ya de crímenes de guerra: destruir los hogares en los que viven familias es una violación del derecho internacional. Y tras la muerte y la destrucción llega la desesperanza, la falta de horizontes por el fracaso de todos los intentos de lograr una paz que cada vez parece más imposible.

Médicos sin fronteras nos cuenta que sus instalaciones en Gaza han sido dañadas, que falta sangre para transfusiones, que reciben 45 heridos diarios con quemaduras graves, que hay matanzas indiscriminadas de civiles y que sin pudor derrumban el edificio donde trabajaban Al-Jazeera y la agencia AP.

Por eso necesitamos gente como Núria Marcet o como Juana Ruiz, la cooperante de origen extremeño detenida. Necesitamos gente que se pongan del lado de los más desvalidos. De ahí mi admiración a quienes trabajan por las personas que piden refugio, por quienes cada verano acogen a niños saharauis o por quienes se juegan la vida en favor de los nadie de Oriente Medio de los que hablaba Eduardo Galeano, aquellos que cuestan menos que la bala que los mata. Esos son, desde hace mucho tiempo, los palestinos.

Publicado en HOY el 19 de mayo de 2021

 


 

05 mayo, 2021

Hoy no hablo de Madrid

De vez en cuando necesitamos desintoxicarnos, dejar de ingerir siempre el mismo alimento y con los mismos condimentos. Es la mejor manera de evitar el hartazgo y otras consecuencias gástricas más desagradables. Mentiría si les dijera que no me importan los resultados de ayer en las elecciones de una comunidad autónoma que, por cierto, ni es las más extensa ni la más poblada. Pero, tras varias semanas escuchando todo lo que ocurre en la villa y corte, creo que ha llegado el momento de dejar de hablar de los madriles.

 

Sí me gustaría, en cambio, recordar todos esos lugares y a todas esas gentes que llevan meses sepultadas por el mismo asunto monotemático. Hace poco naufragaron y murieron un centenar de personas en el Mediterráneo. Sí, me dirán que uno más, pero las personas fallecidas eran únicas y tenían familiares y amigas que las amaban como a nada en el mundo. Contaba la periodista Helena Maleno que si hubiera sido un accidente de avión, habríamos visto a los ejércitos de mar y aire de varios países rastreando para encontrar víctimas, habrían entrevistando a psicólogos atendiendo a las familias y habríamos contemplado funerales de Estado en cada una de las naciones de origen.

 

También me gustaría saber cómo va el proceso electoral de Perú, que se aproxima a una segunda vuelta en la que se enfrentan Keiko Fujimori, la hija de aquel dictador corrupto del que echaba pestes Vargas Llosa, frente a un maestro rural que ha ganado la primera vuelta. Lo único que se oye es que el autor de “Conversación en la Catedral” prefiere a Keiko antes que a Pedro Castillo, que es como se llama este profesor.

 

Poco nos llega de Colombia, donde la reforma tributaria de Iván Duque ha llevado a la gente a las calles y una feroz represión policial ha causado 19 muertos, y hasta hace poco ignorábamos que en la India está muriendo la gente sin hospitales, sin oxígeno y sin vacunas.

 

Se va acercando el verano, anuncian que habrá feria, se venden entradas para los conciertos de rock y se confía en que estando en nuestro primer mundo todos vacunados ya habremos salvado el planeta. No sé si lograremos la inmunidad de rebaño pero nos estaríamos comportando como uno si creyéramos que los males pandémicos se los puede resolver cada país en su parcelita de mundo, como si las líneas de los mapas tuvieran el efecto inmunizador de mil mascarillas y cientos de pantallas de metacrilato

 

Algunas noticias de las que sí nos llegan siguen siendo tristes, como la de los dos periodistas asesinados en África o la cooperante de raíces extremeñas encarcelada por Israel. Ahora nos queda que empecemos a contar las maravillosas historias humanas que se viven en muchos sitios: las de los brazos abiertos que salvan vidas en el mar, las de quienes dedican su tiempo libre a ayudar a los más necesitados de los barrios, las de quienes resisten en los pueblos al éxodo rural. En el mundo, en España, pasan cosas más interesantes que en ese centro de la meseta castellana que algunos creen el centro del  Universo. Por eso, hoy, no hablo de Madrid.

 Publicado en el diario HOY el 5 de mayo de 2021.

 


 


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