Anteayer las calles de nuestras ciudades se volvieron a llenar de gente manifestando su preocupación por la violencia de género, un concepto que sigue contando con negacionistas en altas tribunas del Estado y en algunos medios de comunicación que, casualmente, suelen ser las mismas voces que restan importancia a otras evidencias científicas como la del cambio climático, incluso cuando les llega el barro al cuello.
La mejor manera de creer que has solucionado un problema es no querer verlo. El no va más de esta técnica es poner en duda su mera existencia, minimizar los efectos más visibles e imposibles de disimular, tratarlos como casos aislados difíciles de prever y de evitar, hasta que las propias víctimas acaben por dudar de sí mismas, de las situaciones que sufren y de los peligros que les rodean.
Son ya 1285 las mujeres asesinadas a manos de sus parejas o ex parejas desde que se empezaran a contar estas víctimas, que hasta 2003 nadie pensó que era necesario ni tan siquiera contabilizarlas. ¿Se imaginan que se hubiera tenido un descuido similar con las víctimas del terrorismo, accidentes de tráfico o laborales? Pues 71 mujeres fueron asesinadas en aquel año de 2003 y en 2024 ya llevamos 40, a pesar de todas las campañas para sensibilizar y las medidas que se ponen en marcha para proteger a personas amenazadas. Desgraciadamente este gravísimo problema no empezó en 2003, así que ya va siendo hora de que revisemos con lupa las páginas de sucesos de nuestras hemerotecas, para sacar a la luz tantos feminicidios históricos camuflados como crímenes pasionales o con aquella frase entrecomillada de “la maté porque era mía”.
Los avances legislativos han sido importantes. Aunque nada es perfecto y todo sea siempre mejorable, hoy contamos con más herramientas legales para luchar contra la violencia y también frente el acoso sexual que siguen sufriendo muchas mujeres. Esta semana Amnistía Internacional está proyectando en varias ciudades y centros educativos un documental realizado por Almudena Carracedo y Robert Bahar que lleva por título “No estás sola”. Como ya lo hicieran años atrás con su galardonado El silencio de otros, esta es una magnífica película que reconstruye la investigación y el proceso judicial contra aquella manada de bípedos de los sanfermines de 2016.
El documental, que incluye también referencias al asesinato de Nagore Laffage en los sanfermines de 2008 y a los abusos cometidos por esa maldita manada a una joven en Pozoblanco en mayo de 2016, es hoy una herramienta de gran utilidad para darnos cuenta del calvario que han vivido tantas mujeres cuando les ha tocado estar solas e indefensas al ser víctimas de abusos, y solas nuevamente cuando han tenido que defenderse del juicio paralelo de una sociedad en la que el machismo no solo no desaparece, sino que rebrota amparándose en posiciones políticas que solo se alimentan de fobias hacia los que no son idénticamente a ellos.
Es más necesario que nunca que acompañemos a las que fueron víctimas en el pasado y a las que pueden estar siéndolo ahora mismo. Solo así construiremos una sociedad en la que no quepan ni el machismo ni sus violencias. Empecemos hoy: no estáis solas.
Publicado en el diario HOY el 27 de noviembre de 2024
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