15 octubre, 2025

Verdad, justicia, reparación

Escribió Tito Livio que es mejor y más seguro lograr una paz cierta que una victoria esperada. Un consejo muy sensato pero que no les gusta nada a los lobos de Wall Street y de otras calles similares del mundo, esos para los que el triunfo y el éxito se puede y se debe conseguir aplastando a los demás sin ningún miramiento.

 

Bienvenida sea la paz y todas las que se firmen en cualquier rincón del mundo, porque una mañana sin ruido de tanques, aviones a reacción o cañonazos es el mejor deseo que las personas normales queremos para el resto de congéneres que habitan el planeta. Lamentablemente, junto a nosotros también conviven quienes siente pasión por el género bélico, ya sea porque creen que siempre saldrán vencedores y con medallas en el pecho o porque se aprovechan de los pingües dividendos de un sector tan pujante como es el del armamento.

 

Las imágenes de esa puesta en escena de la paz en Oriente Medio que nos retransmitieron el pasado lunes podrán ser un soplo de esperanza para muchas personas, especialmente para quienes no tengan memoria o no sepan casi nada de lo ocurrido en esas tierras en los últimos 80 años. Son muchas las veces que la llamada Comunidad Internacional juró ponerse manos a la obra para pagar esa deuda histórica con la población palestina, que empieza a equipararse con la deuda que muchas naciones tienen en su debe por las numerosas expulsiones, destierros e intentos de genocidio hacia el pueblo judío durante tantos siglos.

 

Sin embargo, no se nos pueden pasar tres palabras por alto a la hora de resolver cualquier grave violación de los Derechos Humanos. La primera de ellas es la verdad: lo ocurrido en Gaza desde octubre de 2023 necesitamos que sea conocido, algo que ha sido imposible por la prohibición de Netanyahu a que la prensa libre e independiente fuera testigo de lo que allí pasaba. La segunda palabra es justicia: los ataques genocidas a la población de Gaza, incluyendo algo tan salvaje como impedir que llegara la más básica de las ayudas humanitarias, no pueden acabar como si tal cosa, porque legitimaría que mañana se utilice esa arma de destrucción masiva que no tiene gatillos ni metralla. Si tras la segunda Guerra Mundial fue imprescindible juzgar en Núremberg a los responsables del holocausto, lo de Gaza necesitará también un proceso en el que se depuren graves delitos de lesa humanidad.

 

La tercera palabra es la reparación. De poco le servirán la verdad y la justicia a la diezmada, famélica y herida población palestina si el Estado de Israel no repone, como mínimo, las condiciones de vida existentes en esa franja hace dos años. Camp David en 1978 o Madrid en 1991 fueron dos de esos ejemplos en los que no se hizo justicia con la población civil palestina. Si Gaza acaba siendo un campo de golf para Trump y no un hogar digno para la población palestina significará que lo de anteayer fue la penúltima puñalada a una gente que no merece ni tanta crueldad de Israel, ni tanto desprecio de tantos dirigentes mundiales, europeos y locales.

Publicado en el diario HOY el 15 de octubre de 2025 


 


No hay comentarios:

Verdad, justicia, reparación

Escribió Tito Livio que es mejor y más seguro lograr una paz cierta que una victoria esperada. Un consejo muy sensato pe...