31 octubre, 2011

Historia ficción


Al pobre de Peces Barba le han dado hasta en carnet de identidad por atreverse a bromear sobre lo que podría haber sido y no fue. Mientras que la ciencia ficción ha dado para un género literario y cinematográfico, las elucubraciones históricas apenas llenan un par de estantes bajo las baldas de novela histórica y poco más. Uno de los padres de la Constitución, entre chanzas y en tono desenfadado, imaginaba otro panorama para aquel año de 1640, en el que las tropas de Felipe IV se lanzaron sobre las tierras del oriente peninsular para aplacar la revuelta de los segadores, y dejaron inerme a Miguel de Vasconcelos en el oeste y ante la multitud enfervorecida. Hay quien dice que el mapa peninsular tendría otro aspecto pero los mismos problemas: un trozo desgajado en la derecha y quizá un problema nacionalista en el occidente. Hablaríamos del grupo parlamentario de la minoría portuguesa, de Esquerda Republicana de Portugal y de los clásicos de fútbol entre Real Madrid y Benfica. También habría quien clamase al cielo contra la inmersión lingüística en portugués en las escuelas públicas lusas, y en favor de la lengua castellana como la común,auténtica y verdadera de las tierras de España. Peces Barba, no sabemos si por error o como resultado de una maquiavélica estrategia,  ha puesto encima de la mesa un debate tan mal cerrado a lo largo de la historia como es el de la configuración de los estados y naciones de estas tierras de conejos, que así las llamaron los fenicios. Sí, quizá no sea ahora el mejor momento de abordarlo, pero algún día habrá que hacerlo libres de miedos, amenazas y prejuicios.


Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 31 de octubre de 2011.

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