Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 26 de noviembre de 20012
26 noviembre, 2012
Los pájaros y la justicia
19 noviembre, 2012
Hijos pródigos

Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 19 de noviembre de 2012.
14 noviembre, 2012
13 noviembre, 2012
Historias de esquiroles y otras formas de pillaje
El
año 2002 se convocó una huelga general. Era el 20 de junio y donde yo trabajaba
solo pudimos hacer huelga tres personas. El resto no podían secundarla porque a
casi todos los profesores se les acababa el contrato el 30 de junio. En aquella ocasión Aznar quería reformar las
prestaciones por desempleo y se iba a impedir que los fijos discontinuos
pudieran cobrar el desempleo. En mi centro de trabajo había dos chicas que
tenían ese carácter de fijas discontinuas. En realidad no deberían serlo, ya
que el único mes del año que pasaban sin trabajar en la empresa era agosto, mes
en el que las enviaban al paro y las volvían a contratar en septiembre.
Pensaban que aquella historia de la huelga no iba con ellas y el miedo que
tenían al jefe les impidió sumarse a la huelga. Solo tres la secundamos, pero
aquella fue un éxito, a pesar de los intentos de U.R.D.A.C.I. A los tres nos
quitaron el salario del día y las chicas, que no habían perdido ni un céntimo
en la jornada, se vieron beneficiadas con nuestro esfuerzo.
Hoy
me he encontrado con mucha gente que mañana irá a trabajar y no les puedo echar
nada en cara, porque el miedo y la desesperanza están haciendo estragos. Pocos
se han atrevido a decirme que están a favor de las medidas del gobierno contra
las clases trabajadoras y los desfavorecidos, pero ninguno se compromete a
rechazar los beneficios que pudiera lograr el triunfo de la huelga. Si se
consigue algo, una vez más, unos habrán
puesto la cara y otros puesto el cazo.
Sólo
les pediríamos que tuvieran la suficiente vergüenza como para no reírse en nuestra cara.
Se puede entender el miedo y hasta la inconsciencia, pero el pillaje a los propios trabajadores es lo más
indigno del mundo.
12 noviembre, 2012
No hagan huelga
Les recomiendo que el miércoles hagan lo mismo que todos los
días: levántense temprano, vayan a trabajar si es que pueden, lleven a los
niños al cole, realicen múltiples compras y gasten más energía de la necesaria.
No se les ocurra ir a la huelga porque apenas hay motivos para secundarla: vivimos
en un país de pleno empleo, los sueldos son muy buenos, los horarios de trabajo
cortos y fructíferos, nos van a dar tres pagas extras a fin de año, el salario
mínimo está por las nubes, no hay casi ningún contrato temporal, no existen
trabajadores obligados a ser falsos autónomos, nuestros pensionistas están
todos en Mallorca, nuestras escuelas cuentan con los mejores medios y el
profesorado lleva una vida de lujo, no hay problemas de vivienda porque sobran
pisos y nadie se suicida por causa de un desahucio. Es un país donde a la gente
llana le va muy bien y donde son las élites quienes las están pasando canutas.
Hasta tal punto de que no les quieren reponer el iPad que algunas señorías han perdido a los diez meses de habérselo
entregado gratis total. Así que es fundamental que el miércoles nuestros
gobernantes crean que todo va bien, que todo es perfecto, que tienen vía libre
y nuestro consentimiento para seguir adelante. Cada gesto de normalidad del 14N
será interpretado por Soraya Sáez de
Santamaría como una reválida a todos los Consejos de Ministros de este año.
En las manos de cada uno de ustedes está conservar con su silencio el “paraíso”
que les describía al inicio de esta columna, o bien despertar y alzar la voz
como último recurso. ¡Ah! Casi se me olvidaba: disculpen esta sobredosis de ironía. No volverá a
ocurrir.
Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 12 de noviembre de 2012
05 noviembre, 2012
Para vivir
Ayer la fila de coches para entrar en la capital de España llegaba casi a Talavera de la Reina. La Comunidad de Madrid sumó un millón de habitantes en una década y se ha convertido, como dijo Joaquín Sabina, en un territorio insufrible pero insustituible. Es por eso que en cuanto hay más de dos días festivos la estampida hacia espacios más habitables se convierte en casi una obligación. En cambio, los paraísos rurales buscados por los millones de personas que padecen el caos urbano se despueblan cada vez más y no solo no consiguen atraer a nuevos habitantes, sino que ni siquiera logran fijar a los que ya tienen. En la propia Extremadura se aprecia un aumento de población en las grandes ciudades a costa de dejar cada vez más vacíos los pueblos, y en Portugal es dramático el abandono del interior y la aglomeración en el litoral. La despoblación rural debería ser uno de los principales asuntos de la agenda europea y se está relegando, incomprensiblemente, en la lista de urgencias. Si no creamos las condiciones para que en los pueblos y aldeas de Europa, además de la tranquilidad y del paisaje, se mantengan unas condiciones de vida que no sean sustancialmente peores en educación, sanidad o asistencia social, estaremos propiciando el desastre continental de desvertebrar nuestros territorios. La semana pasada, en un viaje desde Badajoz hasta Alqueva, pude disfrutar de imágenes y pueblos con posibilidades de convertirse en un atractivo paraíso para quienes huyen del mundanal ruido, en un tranquilo mar interior. Solo falta propiciar que nuestros pueblos sean lugares donde se pueda vivir, bien lejos del atasco.
Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 5 de noviembre de 2012.
Fotografía tomada el pasado martes 30 de octubre de 2012, entre Cheles y Villanueva del Fresno, junto a las aguas de Alqueva.
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