De vez en cuando hay algún que otro
asuntillo turbio que sale a luz pública, ya se trate de unas oposiciones con resultados sospechosos, falseamientos de datos para conseguir una determinada plaza escolar o
comportamientos de dudosa ética cometidos desde lugares de
responsabilidad. Basta con que alguno de estos casos salten a los
periódicos para que la máquina de la memoria se ponga a funcionar y todo
el mundo recuerde casos similares que han ocurrido a su alrededor,
desde procesos selectivos con perfiles tan concretos que solo faltaba
ponerles nombres y apellidos, hasta gentes que se vanagloriaban sin
pudor de tener conocidos en todos los lados para conseguir favores.
27 enero, 2014
Lo que no sabemos
20 enero, 2014
Barrios
Como a Serrat, a mí también me privan más los barrios
que el centro de la ciudad. Así que en cuanto pude me fui a vivir a uno
de gente sencilla, trabajadora y quizá demasiado apática antes muchas
situaciones injustas. Hubo un tiempo, a finales de los
años 70, en el que las asociaciones de vecinos sí que aprovecharon las
ansias de participación democrática. Aquello se vino abajo tras las elecciones
locales de 1983, cuando alguien pensó que el movimiento vecinal podía ser
un estorbo y convirtió a la inmensa mayoría de las asociaciones en meras
gestoras de la verbena anual y de un local para actividades diversas. Cuando en
1995 hubo un nuevo vuelco electoral en los municipios, aquellos mismos que
habían matado al movimiento vecinal quisieron resucitarlo, pero ya era
demasiado tarde.
Muchos se habían olvidado de que los barrios
existen y están habitados por personas que tienen problemas. Quizá por eso se
ponen a gobernar y a tomar decisiones desde los despachos, sin pisar la calle,
sin estudiar cuáles son las necesidades reales y sin consultar qué es lo
imprescindible para sus vidas. Menos mal que surgen, de vez en cuando,
levantamientos populares como los del
barrio de Gamonal en Burgos, con unas reivindicaciones tan simples como la
de evitar obras costosas y faraónicas. Cuando me explicaron el
proyecto que pretenden construir en Gamonal tuve que acordarme de otro Barrio, la
película de Fernando León
de Aranoa en la que unos chavales de la periferia madrileña recibían
como premio una inútil moto acuática. Ojalá sea la rebeldía de los barrios la
que empiece a poner cordura ante los despropósitos.
Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 20 de
enero de 2014.
13 enero, 2014
Dimensión
Vi un libro escolar infantil en el que cada imagen novedosa para
los niños aparecía junto al dibujo de algún objeto cotidiano, un lápiz o un
paraguas, y que servía de referencia para conocer su dimensión real. Así se
evitan chascos como los de los chicos urbanitas que visitan una granja-escuela:
años y años viendo vacas en la tele y se quedan de piedra cuando ven que son muchísimo
más grandes que los perros. Esta pérdida de referencia de las dimensiones no es
exclusiva de los más jovencitos, porque si alguna vez han vuelto a su colegio o
a una casa de su infancia, todo les parecerá mucho más pequeño.
Me pregunto si somos conscientes de la magnitud de los problemas
de hoy, porque esta incapacidad para relativizar dimensiones también puede
funcionar en sentido inverso, y quizá no estemos reparando en el tamaño del
ciclón que nos engulle. Me di cuenta
cuando me contaban que los jóvenes mejor preparados ya no buscan trabajo aquí
al acabar sus carreras, puesto que su primer paso es emigrar para no tener que
pasar un lustro mendigando oportunidades. Algunos con sentido del humor dicen
que está a punto de salir a antena un programa llamado “Españoles por España”,
dedicado a mostrar a nuestros jóvenes esparcidos por el mundo cómo diablos
subsisten aquí sus familiares. Pero más debieran preocuparnos los que ya no
tienen ni edad para huir: me estremeció leer un texto que hablaba de emigrar hacia dentro y su lectura fue como el dibujito que daba referencia del tamaño de las
cosas, porque las cifras macroeconómicas mejorarán, sí, pero los dramas individuales
y generacionales empiezan a escapar a todos nuestros parámetros.
Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 13 de enero de 2014.
06 enero, 2014
Ilusión
Para muchos la palabra del día es ilusión, una de las voces más equívocas de nuestro diccionario. Si sales a la calle para preguntar en qué consiste, es muy probable que la mayoría de las respuestas se vayan directamente hacia la segunda acepción académica, la que la define como “esperanza cuyo cumplimiento parece especialmente atractivo”, o incluso a la tercera, la que habla de la “viva complacencia en una persona, una cosa o una tarea.
Si han aprendido algo de idiomas habrán
comprobado que illusion en inglés o francés, o ilusão en portugués son falsos amigos
camuflados, porque sí que coinciden con la primera definición de la RAE, la que
nos remite al “concepto, imagen o representación sin verdadera realidad,
sugeridos por la imaginación o causados por engaño de los sentidos”. No
quisiera desilusionar a nadie en un día como el de hoy, así que disfruten del
perfume o de ese videojuego que estaban deseando. Pero no me negarán la
curiosidad de una palabra que nos transmite tanta alegría y que tiene su origen
en la falsedad y la mentira. Habría que psicoanalizar las razones por las que
el castellano le ha dado la vuelta al término, aunque me temo que no sea tanto
por un exceso de espíritu optimista sino por cierta facilidad para ser
engañados y quedarnos contentos. En
un tiempo en el que se fabrican demasiadas imágenes de laboratorio construidas
sobre la nada, a uno le gustaría que los anhelos, los ánimos y las confianzas
surgieran del deseo por modificar las realidades y no de la costumbre de
tragarnos ficciones y apariencias que solo pretenden adormecernos. Mantengan la ilusión, por favor, pero no sean
ilusos.
Publicado en EL PERiÓDICO EXTREMADURA el 6 de enero de 2014.
04 enero, 2014
Salario mínimo
Propongo una idea gratuita a cualquier televisión de esas que gustan tanto de realities. Se trataría de un concurso titulado salario mínimo y que reuniría a 12 políticos (6 varones y 6 mujeres) de distintas formaciones políticas y que tendrían que subsistir con el salario mínimo durante tres meses. Como sabemos que es imposible, se les podría dar una paga extra al inicio, para que busquen un lugar donde vivir y además no les pondríamos ningún familiar a cargo. (Ni que decir tiene que es una ventaja descomunal)
Y nada, el resto sería enseñarnos a los demás cómo hay que vivir con esa cantidad. Muchos pensarán que esta propuesta es demagogia pura, pero yo creo que sería un ejercicio clarificador, para que se dieran cuenta de que su mundo, el que pretenden regir, no tiene nada que ver con el que padecemos los humanos.
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