El miércoles 30 de Julio comencé mi nueva etapa como columnista en el diario HOY. Justo una semana antes de esa fecha recibí la llamada de Florián Recio, a quien recomiendo leáis en su blog Quédese con el cambio y en las páginas de HOY con sus columnas de los sábados y entrevistas de los domingos. Sin saber él nada de mi colaboración en el diario me propone protagonizar una de estas entrevistas. Aquí está el resultado de esa conversación "a borbotones", que podéis leer en la edición de papel y a través de la edición digital. La foto es de Jose Vicente Arnelas. Cuando la ha visto mi hija me ha preguntado que quién soy yo para que me hagan una entrevista. Estoy buscando una respuesta
Os dejo el texto:
Sus
padres llegaron a Badajoz con intención de pasar unas vacaciones, en un tiempo
en que a las vacaciones aún se les llamaba veraneo, ajenos a que esa decisión
ligaría para siempre la vida de sus cuatro hijos a Extremadura. De eso hace ya
cuarenta años, justo los que Javier Figueiredo lleva en Badajoz. Licenciado en
Filología Clásica y en Lengua Portuguesa, siente debilidad por los mapas, por
los trenes, y por Portugal. Pertenece a la primera promoción de licenciados en
Filología Portuguesa, pero fue el azar el que le colocó frente a un despacho de
Cooperación Transfronteriza, en el que lleva ocho años haciendo de su pasión
oficio. Se desplaza a diario en tren desde Badajoz a Mérida. De esos trayectos alimenta
su blog, sus columnas periodísticas y sus amistades. Habla a borbotones, con la
pasión incontrolada de los tímidos y con la seria contundencia de los
reflexivos.
–Nace en Monzón, Huesca, pero su apellido es
portugués…
–Es
una historia que me guardo para novelar en cuanto tenga más tiempo. Resulta que
un portugués apareció por Monzón, conoció a mi abuela, una señora con ocho
apellidos aragoneses, como el resto de mis abuelos, se enamoraron y ya ves. En
Monzón mi abuelo era ‘el portugués’, porque era el único que había pisado
aquellas tierras.
–¿Ese es el origen de su pasión por Portugal? –En absoluto. Mi afición por el portugués nace con el estudio
de la lengua portuguesa. Al terminar la carrera de clásicas sentí que tenía que
profundizar en otras lenguas. Estudié portugués y alemán. Empecé a viajar a
Portugal y de ahí surgió una cosa que le ocurre al noventa por ciento de los
que se adentran en la cultura portuguesa, que acaban enamorados de este pueblo.
Es muy fácil enamorarse de Portugal. Por mi parte, puedo sentirme más
extranjero en la Gran Vía que en cualquier rincón de Lisboa. Allí me siento
como en casa.
–Es que son más las cosas que nos unen que las
que nos separan, pero resulta que una de éstas es el idioma, la peor de las
fronteras. ¿Por qué separan tanto las lenguas? –Si las lenguas son un problema de comunicación, ese problema
se soluciona aprendiéndolas. En cualquier caso, las lenguas son un patrimonio
cultural de la humanidad. Yo siempre pongo el ejemplo de la Iglesia de
Olivenza, que tiene unas columnas manuelinas que son una preciosidad. A nadie
se le ocurriría decir «estas columnas son demasiado portuguesas, vamos a
recubrirlas de pladur para que no lo
parezcan». Sería una barbaridad.
–¿Se podría afirmar que en Extremadura está de
moda lo portugués?
–Vamos
por épocas. El hecho de que Portugal haya entrado en una crisis económica
brutal le da una imagen de tristeza importante que hace que en estos momentos
nos hayamos retraído un poco. Pero puede que sólo sea una percepción mía. Lo
cierto es que cada vez hay más gente que en vez de irse de vacaciones a Huelva
se va a Portugal. Se le va perdiendo el miedo a lo extranjero.
–Amén de esa pérdida de miedo a lo extranjero,
hay quien ve en esa moda una pizca de paternalismo y de condescendencia…
–Bueno,
España entendió siempre a Francia como a una potencia superior, intocable, y
sintió que con quien podía ejercer su propio papel de potencia mundial era con
sus vecinos los portugueses. De ahí que la imagen que en Portugal se tiene de
los españoles sea la del orgulloso. Los chistes que los portugueses cuentan de
los españoles son parecidos a los que en Sudamérica se cuentan de los
argentinos, de gente prepotente, y que va de sobrada.
–Entonces, en lo concerniente a Portugal, ¿nos
movemos entre la arrogancia y la indiferencia?
–Lo
cierto es que los españoles tenemos mucho desconocimiento de Portugal. Creo
recordar que fue en el año 2009 cuando hubo consecutivamente una Cumbre hispano-francesa
y una Cumbre hispanoportuguesa, con dos semanas de diferencia. Pues bien,
mientras que algún periódico de tirada nacional daba mucho contenido sobre la
reunión con Francia, en la de Portugal lo remitía a una fotonoticia, con tres notas de pie en la que mencionaba una
manifestación de protesta que ni siquiera tenía que ver con la Cumbre.
–¿Pero este desconocimiento no es a dos
bandas?
–No.
El portugués medio tiene más información sobre España y también más interés,
por no hablar de la capacidad para, al menos, entender al español cuando habla.
Y eso es algo que no ocurre en sentido contrario. No hay entrenador o jugador
portugués de fútbol que no se haya expresado en un español regular al poco de
estar aquí. En sentido contrario ni uno solo dijo una palabra en portugués. Los
medios portugueses publican muchas más noticias sobre España que al revés, si
exceptuamos los medios de zonas fronterizas, claro está.
–Y aquí, ¿cómo se vive la relación
Portugal-Extremadura?
–En
Extremadura no hay tanto distanciamiento. Con el tiempo hemos ganado en
familiaridad. Por ejemplo el diario HOY ha estado emitiendo casi a diario noticias
sobre la reciente crisis en el ayuntamiento de Elvas. Y tiene su sentido porque
Elvas es la población más próxima a Badajoz. Pero en cuanto te alejas de la
frontera extremeño-portuguesa, el desconocimiento de Portugal es evidente y la
sensibilidad hacia lo portugués es casi inexistente.
–¿El extremeño ha aprendido a querer a lo
portugués?
–Digamos
que eso es así entre una población minoritaria. La gente sigue teniendo sus
prejuicios al respecto. La población que se interesa por lo portugués aún no es
mayoritaria, pero sí significativa.
–Y en ese acercamiento progresivo, ¿han jugado
algún papel las administraciones o es algo que surge de forma natural?
–El
papel de las administraciones es importante. En primer lugar porque desde el
año 1993 hemos tenido una cosa que se llamaba Fondo Europeo para la Cooperación
Transfronteriza y nos ha obligado, y nos sigue obligando, a colaborar con
Portugal, aunque solo sea para beneficiarnos de esos fondos. Y eso ha abierto
las puertas para que muchas veces, aunque no cobremos esos fondos, la
colaboración continúe. Por ejemplo, en Valencia de Alcántara y Marvão desde
hace diez años han hecho de la recreación de las bodas entre una hija de los
Reyes Católicos y el rey don Manuel de Portugal su evento turístico más importante.
–Aquel sueño de Saramago de una Península
Ibérica unida, ¿será posible algún día?
–Es
un sueño imposible. Espero no decir nada inconveniente pero, a mi parecer, si
Portugal quiere mantener su cultura diferenciada, ha de cuidarse mucho de una
unidad política con España. Porque España ha tenido siempre la tendencia
avasalladora de no respetar las culturas minoritarias de su propio territorio.
Pero eso es algo muy francés. De hecho la gran lucha de 1714 entre los que se
negaban a tener como sucesor de los Austria a un Borbón es porque en el imperio
austro-húngaro todos los territorios han conservado su cultura, los checos
hablan checo, los húngaros hablan húngaro y los eslovacos hablan eslovaco, pero
allá donde han ido los Borbones se ha acabado hablando una única lengua.
–Entonces, ¿mejor por separado?
–Yo
soy más partidario de que en Europa podamos tener una unión a base de
conocimiento mutuo. Que en Europa haya muchas lenguas y muchas culturas no me
parece ningún inconveniente, siempre que seamos capaces de superarlos para
comunicarnos. Por el contrario, me parece un enriquecimiento. No puedo
comprender que Altamira lo veamos como un orgullo nacional y a la lengua vasca
como un entorpecimiento para la convivencia.
–Pero llega un punto en que se hace necesaria
una lengua franca, porque no puedes aprender todas las lenguas…
–Sí,
es cierto. Y en vista del poco éxito que ha tenido la idea de revivir el latín
o de hacer del esperanto una lengua común, cualquiera que viaje un poco habrá
observado que esa lengua común existe y que hoy en día es el inglés.
–¿Usted habla inglés?
–Sí,
hablo inglés. Y también he estudiado hasta quinto de alemán, aunque ahora lo
tengo algo oxidado. También hablo algo de francés. La verdad es que el
conocimiento del latín ayuda muchísimo, y no solo para las lenguas latinas. Por
eso creo que se debería estudiar en las escuelas, aunque solo fuera una
iniciación al latín.
–Hablando del tema, ¿qué opinión le merece el
tratamiento del latín en los planes de estudios actuales?
–Provengo
de una generación en la que los que estudiábamos segundo de BUP teníamos un año
de latín. No lo voy a defender a capa y espada. A lo mejor no hay que impartir
latín universalizado, pero sí que habría que recuperar el estudio del latín de
alguna manera, y no me atrevo a decir cuál es la fórmula exacta. Lo que está
claro es que olvidarnos de él totalmente sería un error que futuras
generaciones nos echarían en cara.
–Por su trabajo se desplaza todos los días de
Badajoz a Mérida y, aunque tiene carnet y coche, hace usted ese recorrido en
tren. ¿Por qué el tren y no su coche o el autobús?
–Es
más económico. Es más cómodo. Es menos agresivo para el ambiente. Fíjate que yo
paso en el tren casi una hora y media al día. Y no la tengo como una hora
perdida sino todo lo contrario, la considero una hora para mi uso y disfrute.
Me permite leer, pero también hacer amistades. Tengo mis amigos del tren, como
otros tienen sus amigos del dominó.
–¿Eso quiere decir que le da un aprobado a la
política ferroviaria?
–No,
en absoluto. Deben mejorar muchísimo. El tren merece la pena cuando supera en
tiempo a cualquier otro medio de locomoción. Para el recorrido que yo hago,
Badajoz-Mérida, le doy un notable alto. Ahora bien, fuera de este trayecto y
unos pocos más, el tren debe mejorar mucho.
–¿Y esa mejora pasa por el AVE?
–Amo
tanto al ferrocarril que soy contrario al AVE. De nada me vale que pongan un
tren a Madrid que cueste cien euros cuando el autobús cuesta cuarenta. Tenemos
que tener trenes competitivos. Y no me refiero a la velocidad, no necesito que
el tren vaya a trescientos por hora. En ese sentido, el AVE se ha hecho para
los ejecutivos de las grandes empresas, los cuales ni siquiera saben lo que
cuesta un billete porque se los pagan sus empresas. Soy partidario de fomentar
una red ferroviaria que no fuera solo radial sino trasversal. Se está haciendo
una red excesivamente radial, por otra parte espejo fiel de nuestra mentalidad.
Como una tela de araña que une muchos puntos con el centro pero sin permitir
que entre ellos se comuniquen.
–Muchos extremeños conocen ya estas ideas
suyas acerca del tren y de otros muchos temas gracias a su faceta de
columnista, en la cual abre ahora una nueva etapa al incorporarse a la
plantilla de colaboradores del diario HOY.
–Así
es. Escribir una columna es una pequeña tortura. Admiro a Alonso de la Torre y
Alcántara, como admiraba a Umbral, por la capacidad para escribir diariamente.
Y no por los veinte minutos que te cuesta teclear quinientas palabras, sino por
el duelo y el quebrando, que diría Cervantes, de tener que decidir de qué van a
tratar esas quinientas palabras. Eso sí que son dolores de parto, y semanales.
–Y de esos dolores de parto semanales, ¿cuáles
son los más agudos?
–Decidir
qué elemento de la realidad o de la actualidad, que no siempre son la misma
cosa, son dignas de abordaje. Y luchar contra la inmediatez, que en el
periodismo es la mayor fuente de estupidez. Trato de no pontificar, de hacerme
muchas preguntas, porque cuanto más escribo más me percato de que mis verdades
son más relativas.
–Y hablando de actualidad, ¿qué opinión le
merece el fenómeno político de Podemos?
–Le
veo un movimiento muy interesante, aunque con algunos peligros por haber
crecido tan rápidamente. Si hubieran tenido de entrada dos o tres diputados en
estas europeas habrían podido crecer con normalidad. Tienen un sistema tan
abierto que les puede llegar mucha gente de aluvión, mucho oportunista, y no sé
si sabrán zafarse de ellos. Pero son gente con mucha capacidad y con mucha
voluntad, y creo que tienen muchas cosas interesantes que decir.
http://www.hoy.es/extremadura/201408/03/puedo-sentirme-extranjero-gran-20140803001140-v.html
http://www.hoy.es/extremadura/201408/03/puedo-sentirme-extranjero-gran-20140803001140-v.html
2 comentarios:
Enhorabuena, Javier, te ha salido la entrevista auténtica, la leía y te oía hablar. :)
Me ha gustado mucho, me parece muy buena. Felicitaciones y sigue escribiendo.
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