Vivir para comprar

En los últimos años he tenido la oportunidad de conocer dos ciudades de las que oía hablar como modelo de recuperación urbanística de sus cascos antiguos. El verano pasado conocí la parte vieja de Vitoria-Gasteiz , donde conviven hostelería, pequeño comercio y moradores a partes iguales. Hace cuatro años quedé encantado con Girona , en cuyo centro histórico podías encontrar tiendas que parecerían salidas de un cuento, como un colmado de más de cien años lleno de botellas, cajas y botes de lo más pintoresco. Me di cuenta de que eran ciudades en las que los pequeños comercios habían sobrevivido y no tardé en vincularlo con que estaban en unos territorios donde la liberalización total de los horarios no ha sido permitida , y donde no abundan tanto los grandes centros comerciales como en otras zonas de la península. Precisamente en Portugal se da el caso contrario, como el que hace años recogía Saramago en su novela La Caverna y la historia de un alfarero que llevaba sus piezas