Mañana veremos

A veces el resultado de una votación, del enésimo partido del siglo o del examen al que se ha dedicado esfuerzo no es lo más importante en la vida. Lo saben bien quienes han salido contentos de cualquiera de estas situaciones y no les ha servido ni para gobernar, ni para ganar la liga, ni para obtener la plaza deseada a pesar de una calificación muy buena. No tengo la certeza de quién nos gobernará en los próximos años. La letanía de propuestas escuchadas puede ser interesante, a priori, en muchos aspectos. A nadie sensato se le escapa que este país necesita reformas para que el trabajo deje de ser tan precario, para que las pensiones sirvan para sobrevivir, para que los jóvenes se formen y encuentren empleos que les permitan emanciparse, para que se apoye a la economía social, para que se racionalicen los horarios, para que se afronte la transición ecológica, para que la revolución tecnológica no nos pille pensando analógicamente, para que se cuide la cultura y a