21 septiembre, 2022

El artículo 40

Algunos de los que más énfasis ponen en llamarse a sí mismos constitucionalistas, suelen padecer olvidos selectivos del texto. Les encantan los seis primeros artículos, el séptimo no tanto y se les saltan las lágrimas leyendo el octavo. Suelen ser más partidarios de la unidad que de la diversidad y quizá por ello no captan conceptos como el de la igualdad o la equidad. Durante mucho tiempo pensé que eran gente que se queda en los preliminares y que no les ha dado tiempo a llegar hasta el 128, donde se dice que toda la riqueza del país, en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad, está subordinada al interés general.

Esta semana, mientras intentaba esquivar sin éxito el funeral más largo y más retrasmitido de todos los tiempos habidos y venideros, pensé que había llegado el momento de cantar en alto el artículo 40, ese que obliga a todos los poderes públicos, sin excepciones locales o autonómicas, a promover las condiciones favorables para el progreso social y económico y para una distribución de la renta regional y personal más equitativa.  Pero fue precisamente anteayer cuando supimos que Andalucía se va a sumar a Madrid y va a suprimir el impuesto de patrimonio, con el que se recaudaban unos 120 millones de euros cada año y que solo pagaban los 20.000 andaluces más ricos, los que superaban 700.000 € de patrimonio.

Imagino que esas 20.000 personas estarán todavía aplaudiendo a Moreno Bonilla y me preocupa de dónde van a salir los 120 millones que se van a dejar de recaudar. O lo que es peor: ¿qué servicios públicos y qué personas se van a dejar de beneficiar de esos 120 millones de euros que llegaban cada año a la caja común? ¿Cuántos médicos menos tendrán? ¿Cuántas becas de libros dejarán de darse? ¿Cuántas pruebas diagnósticas se retrasarán o cuántas ayudas a domicilio se suprimirán mientras los 20.000 beneficiados brindan con un buen fino?

Lo peor de todo ha sido la llamada de Bonilla para que los patriotas andaluces que habían buscado en la capital de España su paraíso fiscal vuelvan a casa por Navidad. Su declaración ha dejado escapar algo que ya sabíamos: que el espíritu del artículo 40 de la Constitución está enterrado y que los mecanismos de distribución de renta regional y personal no tienen quien los defienda en esos altísimos tribunales que no se renuevan.

Las diferencias ideológicas entre las opciones políticas no están tanto en los sujetos, los verbos o los complementos directos sino en los complementos indirectos. Si eres uno de esos 20.000 andaluces beneficiados ya sabes quién vela por tus intereses desde el gobierno y harás bien en volverles a votar. Si nuestro patrimonio es inferior a los 700.000 euros quizá debiéramos recapacitar un par de segundos la próxima vez que nos toque votar o que decidamos abstenernos, no vaya a ser que el dinero para esa cama hospitalaria pública que tanto urge o para los libros de texto de tus nietos se los estén puliendo en una montería. ¿Y si España no la estuvieran rompiendo desde la periferia sino desde el mismísimo centro de la península? No sé.

 

Publicado en HOY el 21 de septiembre de 2022.




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