12 julio, 2023

Propuestas realizables

En una de las organizaciones en las que participo cada asamblea anual se convertía en una pequeña feria de ideas, todas muy loables. Llegó un momento en el que, con buen criterio, cada idea maravillosa tenía que contar con un informe económico en el que se indicase cuánto iba a costar, qué gastos se iban a eliminar para poder llevarla a cabo o de qué manera se iban a obtener nuevos fondos para implementarla. Con esta medida bajó el número de propuestas pero, al menos, eran factibles.


En los próximos nueve días vamos a leer y escuchar muchas propuestas y no sé si, como sociedad, nos han preparado para saber distinguir lo imprescindible y lo prioritario. No recuerdo que nos lo enseñaran en la escuela y tal vez nos hubiera sido más útil que el logaritmo neperiano o el aoristo griego. Si no entendemos qué es lo imprescindible, deberíamos preocuparnos. Hace tiempo que el mundo avanzó hasta dotarse de unos preceptos básicos llamados derechos humanos y que, hasta hace poco, tenían detrás un amplio consenso político. No es nada complicado de explicarlo porque consiste en que cada persona tenga el mínimo indispensable para que sus vidas tengan dignidad, un techo en el que cobijarse, una escuela en la que aprender y un centro de salud con personal que le atienda.

Luego está lo prioritario, que en días como hoy y en años como este se podría resumir en dar pasos firmes para detener el cambio climático, pero que tiene otras 16 de igual importancia y asumidas por la mayoría de los gobiernos y de las sociedades mundiales, con la única excepción de quienes ponen las banderas por encima de todo y, de manera especial, la del negacionismo científico y social. Me pregunto cuántas neuronas le funcionaban a quién pensó en un cartel en el que tirar a la papelera los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la agenda 2030. Me gustaría saber qué religión profesan o qué ideología abyecta practican para no abogar por el fin de la pobreza, el hambre cero, la salud y el bienestar, la educación de calidad, el trabajo decente, la innovación, la producción y el consumo responsable o la paz y el respeto a los Derechos Humanos. 

Sí, ya sabemos que el trumpismo avanza en el mundo y gana más adeptos entre población convencida con ripios de mal gusto y memes de noticias falsas. Pero a la hora de leer los programas para decidir el voto nunca está de más reparar en aquello que, aunque no parezca ni imprescindible ni prioritario, sea lo que nos salva el día a día: que no perdamos poder adquisitivo, que haya más protección social para quien lo necesita, que la investigación y la cultura no tengan que estar mendigando, que disfrutar de una vivienda no nos amargue toda la existencia, que deje de haber discriminaciones por sexo, raza, discapacidad u otros motivos, o que conciliar no sea el título de una película de ciencia ficción. 

Anteanoche intenté escuchar un debate entre los dos "principales" candidatos del 23J pero apagué enseguida el combate de reproches. Esperaré al próximo debate para encontrar esas propuestas imprescindibles y que tanto necesitamos que sean realizables.

Publicado en el diario HOY el 12 de julio de 2023



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