28 mayo, 2025

Evitar otro genocidio

He estado contando cuántas veces he escrito en estas páginas sobre el genocidio de Gaza desde que los terroristas de Hamás llevaran a cabo una matanza cuyas víctimas se cifran hoy en más de 1500. Hasta en nueve ocasiones he comentado por aquí la situación que se sufre en esa franja bañada por el Mediterráneo y cómo la tragedia de aquel 7 de octubre se ha multiplicado casi por 50 al otro lado del muro.

¿Las injustificables acciones de Hamás fueron el inicio de todo? Pues no, porque en aquellas tierras la población palestina llevaba ya soportando casi 80 años de desplazamientos, hostigamientos y, en el mejor de los casos, olvido por parte de ese misterioso ente denominado ‘comunidad internacional’, que no sabemos ni qué naciones la componen ni qué tienen en común. La acción de Hamás, además de ser un acto terrorista despiadado, no sirvió para solucionar ni uno solo de los problemas de la población palestina, que sigue padeciendo todos los males inimaginables y que no consiguieron erradicar ni la Conferencia de Madrid de 1991, ni Rabin, Peres y Arafat recibiendo el Nobel de la Paz de 1994.

Han pasado casi veinte meses desde aquel día 7 de octubre y nada ha mejorado en ese rincón del planeta. Se ha tardado en poner nombre a lo que Israel está haciendo en Gaza, porque no hay palabra más certera y ajustada para definirlo que ‘genocidio’: el intento de exterminar a todo un grupo humano por motivo de raza, etnia, religión, política o nacionalidad. La semana pasada había organizaciones humanitarias que alertaban del peligro de muerte inminente que acechaba a miles de niñas y niños palestinos si no se permitía el paso de la ayuda humanitaria esencial para evitarlo.

Las imágenes de hoy en Gaza no difieren demasiado de las que nos horrorizaban en las películas sobre el holocausto. El genocidio de Gaza se acabará descubriendo: pondrá en su sitio a los que están demasiado callados y también a los descerebrados que anteayer se quejaban de que la División Azul fuera desposeída de sus plazas dedicadas en media España y hoy aplauden a Netanyahu por ser un valiente que aniquila sin remordimientos.  Todo esto lo estudiarán nuestras nietas como el primer gran genocidio del XXI, muy parecido al que sufrieron judíos, armenios o los tutsis en la Ruanda de los 90. Y nuestras nietas nos preguntarán dónde estábamos entonces y algunos - quizá demasiados - no tendrán nada digno que contestar.

Ayer sí salimos del trabajo a guardar un minuto de silencio por la última víctima de violencia asesinada en Aldeanueva del Camino, durante varios años pusimos la bandera de Ucrania en mil sitios y hasta en las esquinas de todas las pantallas de televisión, pero quizá se echa en falta una defensa unánime de la vida de tantas niñas, niños, mujeres y ancianas de Gaza, que no han cometido más delito que ser odiados por quienes tienen mucho poder, mucho dinero, muchas armas y muchos cómplices que se las suministran a buen precio y con pingües beneficios. Quisiera dejar de escribir sobre Gaza. Lo haré en cuanto nos sumemos sin fisuras a evitar otro genocidio.


Publicado en HOY el 28 de mayo de 2025

 




 








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