11 junio, 2025

Cifras y letras

Había un concurso televisivo en el que quienes participaban tenían que encontrar la palabra más larga o hacer operaciones con números para acercarse a una cifra elegida al azar. En pocos días nos han saltado a las pantallas algunas noticias donde los guarismos tenían más protagonismo del que cabría esperar. Ayer mismo leí el siguiente titular en la edición digital de este periódico: “El salario medio de los españoles se dispara hasta los 2.000 euros”. No fue la cifra de 2.000 euros la que me impresionó sino el verbo utilizado. No se había ni subido, ni actualizado, ni estabilizado, ni recuperado, sino que se había disparado, como si fuera una bala o un proyectil peligroso, de esos que producen daños que llaman colaterales y así parecen menos criminales.

 

¿Duplicaba el salario de la redactora de la noticia esos 2.000 euros? ¿O tal vez esa cantidad tan disparada sería incluso su sueño para poder pagar el alquiler, los gastos corrientes y conseguir ahorrar algo a fin de mes? ¿Es un sueldo medio de 2.000 euros disparatado o es la elección del verbo disparar lo que nos empuja a considerar descomunal una cantidad que no sirve ni para planificar una vida familiar en una gran ciudad?

 

La otra cifra impactante era de otras dimensiones y se refería a los impuestos que pagará en España el tenista Carlos Alcaraz por su victoria en Roland Garros. 1.181.936 euros era la cantidad exacta que se quedará la Hacienda Pública de los 2.550.000 euros ganados en París, un 47% de lo que alguna agencia de noticias tildaba de 'botín', entrecomillado y con minúscula inicial, para que nadie lo confunda con un apellido de banqueros

 

Les aconsejo que no entren a leer los comentarios de las noticias: los mismos que se quejaban de los altísimos sueldos medios a 2.000 euros ahora se ponen de lado de quien tendrá que aportar una cantidad que parece muy elevada, pero que sería superior no solo en los países escandinavos, sino también en otros más cercanos, que gozan de servicios públicos y de bienestar social dignos de envidia y que, habrá que recordarlo de nuevo, se pagan con los impuestos de cada uno de nosotros, apoquinando más quienes más tienen. 

 

Estas semanas también hemos escuchado hablar de letras, desde la dificultad del análisis sintáctico en la PAU hasta algún hallazgo ortográfico deslizado en un examen de física, sin olvidar al parlamentario que quiso ser gracioso comparando algo fácil de comprender con las escasas entendederas de una mujer de letras. Aunque me apasiona el análisis sintáctico, llevo años preguntándome si es la mejor herramienta para mejorar la expresión oral y escrita de nuestro alumnado, un debate que algún día habrá que abordar.

 

Así que me he puesto a jugar con las cifras, he visto que cada trasplante de riñón cuesta unos 34.000 € y que con lo que pague Alcaraz podríamos salvar más de 34 vidas. Con todas las deficiencias y carencias de nuestro sistema sanitario público universal, lo prefiero antes que aquellos en los que no te curan si no pones el dinero por delante. Alcaraz seguirá estando muy contento y mucha gente lo estará gracias a su triunfo.

Publicado en el diario HOY el 11 de junio de 2025



 

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