01 octubre, 2025

Woke, posverdades y malismo absoluto

  El diccionario inglés de Oxford fue noticia en 2017 tras incluir dos nuevos términos políticos en su actualización anual: woke, un vocablo que podríamos traducir literalmente como despierto y que había ido ampliando sus significados durante el siglo XX para aplicarse también a quienes sí son conscientes de todo aquello que les rodea o intentan informarse bien de lo que ocurre en el mundo que habitan.

 

  El otro término admitido en el famoso diccionario británico, y que llegaba con el título de palabra del año 2016 en Estados Unidos, era la tan nombrada posverdad, esa que nuestros académicos hispanos ya han definido como una distorsión deliberada de la realidad que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales.

 

     En más de una ocasión ha ocurrido que una palabra pasara con el tiempo a significar casi lo contrario, como le ocurrió al adjetivo “enervante”: comenzó como sinónimo de agotador, extenuante y hoy solo lo entendemos como aquello que nos saca de quicio. Pero para giro inesperado de guion y número estelar de los prestidigitadores de las palabras es lo que han conseguido quienes han tildado despectivamente como “ideología woke” a quienes propugnen equidad racial y social, a quienes defiendan la multiculturalidad, el activismo ecológico, el feminismo o incluso algo tan sensato como el uso de vacunas.

 

     En un tiempo en el que a las mentiras las llaman “hechos alternativos” y en el que tiene más seguidores el que lanza el insulto más soez y no tiene compasión alguna, quizá haya llegado el tiempo de despertar y de acabar con el absolutismo del mal y el imperio de la fuerza bruta frente a cualquier solución reflexionada y cabal. ¿Y si fuera la hora de anteponer la bondad a todo ese arsenal de adjetivos que disparan odio en redes sociales y que nos están llevando a un abismo de enfrentamientos sin finales felices?

 

     Despertemos pues para preocuparnos por el bienestar de las personas sin importarnos razas, orígenes, creencias o situación socioeconómica. Despertemos también para mostrar compasión y empatía por otros seres humanos. Despertemos para cuidar el planeta y nuestro entorno con el mismo esmero que hacemos con la casa donde habitamos.

 

     Pero necesitaremos algo más que estar despiertos: habrá que cuidarse de quienes cada comentario que vierten es un virus generador de odio al diferente, de desconfianza ante la que viene de fuera y de miedo al que tiene valores inclusivos. Habrá que desterrar la mentira, desenmascarar a quienes anteponen la superchería a la ciencia, a quienes creen ser un pueblo elegido por divinidades, a quienes tienen una vara de medir bien distinta para sí mismos y para los demás.

 

     Algunos hemos dejado de leer los comentarios a las noticias en redes sociales. No hay titular llamativo que no tenga al minuto medio centenar de comentarios cargados de machismo, racismo, xenofobia, aporofobia o apología del nazismo y esperpentos similares. Ante tanto malismo y tanta posverdad me quedo con la frase de Jane Fonda: “Woke significa que te preocupas de otros seres humanos”. No es difícil, basta con ser persona.

 

Publicado en HOY el 1 de octubre de 2025

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