Hubo un
tiempo en
el que la política extremeña cabía y se explicaba en un autobús. Toda la vida criticando
los derrapes y volantazos del anterior conductor hasta que una
carambola de difícil explicación puso el vehículo en manos de otro chófer. De momento
los pasajeros estamos expectantes por saber la ruta que toma, pero todo sigue
parado: estamos en
punto muerto, revisando debajo de los asientos, intentando saber dónde nos
encontramos y maldiciendo
al anterior conductor. Preguntas a dónde vamos y te responden siempre lo
mismo: que si el anterior chófer era un descerebrado, que malgastaba
combustible, que nos llevaba por carreteras peligrosas y tenía contratado a su
cuñado como cobrador. El conductor antiguo ya está criticando
al nuevo y éste se vuelve hacia atrás y le recuerda que hacía lo mismo y
más. El nuevo
cobrador es familiar del nuevo chófer y el anterior monta en cólera. Un
pasajero cariacontecido tiene ganas de vomitar ante discusiones de este
calado y pide a los chóferes, al actual y al anterior, que decidan de una vez hacia
dónde vamos, qué carretera tomamos, cuántas paradas hacemos y qué velocidad
alcanzamos. Pero ahora hay una nueva discusión sobre un asunto que tratan como
si fuera de vital importancia, el
vídeo. Que si tú te vas a escoger las películas, que si ahora elijo yo, que
por qué no encargamos al
de la última fila para que deshaga el empate. Y el autobús sigue parado, sin
saber a dónde ir, sin nadie qué sugiera por dónde se sale del atolladero y con pasajeros
parados en
medio del campo. Urgen nuevas maneras de
conducir: las antiguas no llevan
a ninguna parte.
Publicado en la contraportada
de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 17 de octubre de 2011
1 comentario:
Genial
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