Greenwich

Esta ciudad inglesa, que no he conseguido escuchar correctamente pronunciada en ningún medio de comunicación, ha vuelto a nuestras vidas. Hace unos años, cuando hablaba en conversaciones triviales sobre nuestro desfase horario y sus orígenes, había quien me miraba como si fuera un extraterrestre. Hoy todo ha dado muchas vueltas y ya pocos ignoran que nuestra desubicación se produjo en plena segunda guerra mundial, con dictadores innombrables como protagonistas. Más de 70 años llevamos descolocados de nuestro lugar en el mundo, comiendo más tarde que nadie, cenando a las tantas, durmiendo una hora menos que el resto de los europeos, con una organización del tiempo caótica y desaprovechando las horas de luz de forma irresponsable. Ha pasado tanto tiempo que ahora hay buena parte de la población que no soportaría un cambio de horario y de modo de vida, a pesar de que hay mil argumentos objetivos que lo aconsejarían. Yo lo llamo pereza del error añejo, una especie de galbana cole