21 febrero, 2011

Democracia de papel

La semana pasada leí que en las próximas elecciones autonómicas gastaremos 90.000 euros para papeletas electorales. Es lo que cuesta imprimir 14,5 millones de unidades. Teniendo en cuenta que en mayo se votará en otras 12 comunidades autónomas y en todos los ayuntamientos, no quiero ni imaginarme la cantidad de papel que se va a derrochar de aquí a las elecciones. Por si esto fuera poco, en España se da una circunstancia casi única en el mundo: los partidos políticos pueden imprimir papeletas, enviárnoslas a casa por correo y pagarlas entre todos. Hay quien dirá que es el precio que hay que pagar por tener un sistema democrático, pero no es así. Ahorraríamos millones de euros – no exagero – si solamente se imprimiera una papeleta por cada elector (o quizá dos, que siempre hay alguien que se equivoca). Nos identificaríamos en el colegio, nos darían la papeleta con todas las opciones, entraríamos en una cabina a marcar nuestra elección y, finalmente, nos permitirían introducirla en la urna. Es la manera de votar que se utiliza en casi todo el mundo, un sistema más barato y ecológico, pero que difícilmente veremos en España. Es ilógico que tengamos que imprimir tantas papeletas como si cada opción política fuera a recibir los votos de todos los electores. Llevamos un año de recortes para todo, y aún tengo la esperanza de que también lleguen al dichoso mailing electoral, que solo sirve para que un desconocido nos llame por nuestro nombre en una carta personalizada y con un par de sobrecitos preparados. Ahórrense todo esto, por favor. La democracia no necesita tanto papel.

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