
Todas estas escenas son, desgraciadamente, más cercanas a cualquier lector que el estatuto de una autonomía lejana. A nadie se le oculta que son los pequeños detalles los que nos hacen incómoda la convivencia. Hay quien cree que el déficit de cultura democrática y respeto al vecino se cura con una asignatura en las escuelas y otros preferirían dejarlo al arbitrio de las familias y las iglesias. Algo tan importante como la convivencia y el respeto universal es urgente dejarlo en manos de profesionales que trasmitan imparcialmente las normas básicas por las que debe regirse todo el mundo independientemente de lo que le enseñen en su casa, en su mezquita o en su sinagoga. La ciudadanía es, al fin y al cabo, la asignatura más importante que debemos aprobar como personas.
Publicado en el Periódico EXTREMADURA el 26 de marzo de 2007.
Nota: Entre la urbanidad de antaño y la educación par la ciudadanía de hoy debe haber una enorme distancia: Aquella daba normas llenas de privaciones de libertad y ésta tendrá que centrarse en explicar cómo ejercitar todas las libertades respetando las libertades de los demás.
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