29 junio, 2009

Las leyes de la lógica


Quienes establecen normas y dictan leyes no siempre consiguieron un aprobado en aquella parte de la filosofía de tercero de BUP llamada lógica. Cuenta Eduardo Galeano que un preso llamado Noueched fue sancionado, allá por el año 1973, a cinco días sin salir al patio por incumplir el reglamento. En éste se establecía que los presos debían caminar en fila y con ambas manos en la espalda, pero Noueched fue castigado ya que ponía una sola mano: era manco. De nada vale esgrimir la lógica cuando hay alguien dispuesto a seguir al pie de la letra lo que ha sido dictado. Algo parecido les ha pasado a unos amigos de Plasencia, que han tenido la feliz idea de rehabilitar una casa e instalar energía solar. No fue fácil el proceso para obtener una pequeña ayuda pública: tras conseguir toda la documentación que debían aportar los interesados, el arquitecto, la empresa constructora y la instaladora de los paneles, cuando ya creían que todo había llegado a buen puerto, resulta que les faltaba un pequeño requisito. No tenían el certificado de empadronamiento en dicha vivienda. Y es ahí donde se empantana todo porque cualquier intento de explicación cae en saco roto. ¿Cómo se va uno a empadronar, en pleno siglo XXI, en una casa sin electricidad? No sé cómo ha acabado esta historia, si al final tendrán que renunciar a la ayuda de unos mil euros o deberán optar por empadronarse en la vivienda antes de vivir en ella. Lo que sí parece fuera de toda duda es que las ficciones de Kafka y las realidades vividas por Nouched se encuentran, en demasiadas ocasiones, a la vuelta de la esquina.


Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 29 de junio de 2009.

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