05 noviembre, 2014

Pelotazo en toda la cara

La Fura dels Baus es el nombre de un mítico grupo de teatro que cambió muchas cosas en el mundo de la escena. Desde su espectáculo de inauguración en la olimpiada de 1992 cualquier acto de ese tipo dejó de ser un desfile de bailes regionales para convertirse en una narración con parafernalia, actores y cientos de artefactos. Recuerdo una de sus primeras actuaciones en Extremadura, allá por el año 1985, en el recinto de lo que acababa de ser la cárcel y que hoy ocupa el MEIAC, con un espectáculo llamado Accions y que era descrito en los carteles, literalmente, como un pelotazo en toda la cara. Los que alguna vez hemos jugado al fútbol sabemos lo que hay detrás de esa definición: normalmente no es un lance demasiado peligroso pero que te deja aturdido, con necesidad de preguntarse dónde estoy, qué ha pasado y qué tengo que hacer ahora.

Las encuestas que vamos conociendo están siendo para muchos como un pelotazo en toda la cara, y especialmente para los que no veían venir el balón, para quienes creían que el vaivén entre los dos grandes era un sistema perfectamente asentado en un turnismo modernizado. Además, se están dando otras circunstancias que jamás habían ocurrido en nuestra historia reciente, como el surgimiento con fuerza de una opción política que ha partido de cero absoluto y sin estructura, el hundimiento del prestigio de buena parte de la clase política y de casi todos los partidos instalados, la consternación ante casos graves de corrupción y que afectan, precisamente, a esas élites denunciadas constantemente por Podemos con la denominación (quizá desafortunada) de casta. Por si esto fuera poco, se vislumbra la certeza de que la corrupción conocida puede ser solamente una pequeña parte de lo que realmente ha pasado a nuestra alrededor en las últimas décadas.

Incluso ante una situación inédita y con la conmoción a flor de piel, siempre es deseable una dosis de autocrítica para contestar a todas esas preguntas que citaba anteriormente y analizar qué ha ocurrido y qué opciones quedan por delante. Pero me temo que, en muchos casos, la racionalidad necesaria en estas ocasiones está siendo sustituida por ataques de pánico. Y como a algunos no les basta con estar acongojados ante cualquier vuelco histórico, han optado por esparcir su miedo al resto de la población, rememorando aquella histórica viñeta de Chumy Chúmez en la que un político desde su estrado daba a elegir al pueblo entre el caos y la continuidad, al tiempo que las masas, con muy buen criterio, optaban por el caos.

Una canción de Tracy Chapman decía que empezando de cero no hay nada que perder. Así se siente demasiada gente en este país: con la obligación de tener que empezar casi desde la nada y sin miedo a las incertidumbres con las que amenazan quienes ven en peligro sus poltronas. El tiempo nos dirá el final de esta apasionante historia que ahora comienza.

Publicado en el diario HOY el 5 de noviembre de 2014.



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