18 mayo, 2016

El tren que necesitamos


El sábado pasado hubo en Badajoz una interesante mesa redonda en torno al tren de alta velocidad en Extremadura y estuvo precedida de una ponencia a cargo de Paco Segura, secretario de Ecologistas en Acción, que aportó datos que sabemos desde hace mucho tiempo pero que algunos no acaban de comprender.

España, en general, no es un territorio con déficit de infraestructuras. Aunque en cada pueblo tengamos nuestras quejas particulares tenemos muchas más autopistas y autovías que países como Francia o Alemania. Hace unos meses contaba J. R. Alonso de la Torre en su contraportada que a una alemana residente en Extremadura le preguntaban sus compatriotas dónde estaban los coches en la A-66. Y es que mientras que en Europa solo se construye una autovía cuando el tráfico medio es superior a 10.000 vehículos diarios, aquí teníamos un plan para unir ciudades entre las que no se mueven ni 3.500 al día.

Pero si hay un asunto en el que somos la comidilla en el mundo es la red de alta velocidad, puesto que ya hemos superado a Japón y solo tenemos por delante a China. Además, somos el país del mundo con más kilómetros por habitante, aunque sigamos siendo el de menos pasajeros. El propio Secretario de Transportes del gobierno de Obama se quedó impresionado en 2009 por nuestro plan para llevar trenes a 350 por hora a todas las capitales de provincia y lamentó que su país, ¡Estados Unidos!, no tuviera tanto dinero para hacer algo parecido.

Hay quien todavía mantiene que si otras regiones de España tienen trenes con tres tipos de clase, a 350 km/h y con precios prohibitivos para la mitad de la población, Extremadura debe exigir lo mismo y no bajarse del burro. Ni siquiera tras saber que Portugal ha desterrado totalmente este tipo de dispendio y que va a optar por lo más sensato: conectar Évora con la frontera española con una vía electrificada que admitiría trenes muy superiores a los 200 km/h y compatible con el tráfico de mercancías.
Las promesas de AVE para todo el mundo que se hicieron hace quince años no son sostenibles, ni económicamente ni desde el punto de vista medio ambiental, así que es hora de plantear y acordar qué tren necesitamos y qué hacemos con las obras de la plataforma que ya están avanzadas. La solución es que aprovechemos lo construido, que coloquemos vías electrificadas, que tengamos trenes rápidos y seguros, con comodidades pero sin lujos, que nos sirvan para llevar nuestras mercancías hasta el puerto de Sines, para llegar a Madrid y Lisboa en tiempos adecuados al siglo que vivimos y para que las ciudades que vertebran Extremadura estén comunicadas y no pierdan, de nuevo, el tren de la historia.

El sábado le pregunté al conferenciante cómo había venido a Extremadura y me respondió que en autobús. Así que le respondí con aquello de “no haré más preguntas”. ¿Van en tren a Madrid nuestros diputados y senadoras? Me gustaría saberlo.

Publicado en el diario HOY el 18 de mayo de 2016.

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