Una maldita guerra y un final infeliz nos han impedido hacer justicia a una fecha: aquel 14 de abril inauguró la democracia en estas tierras, por primera vez los hombres y las mujeres podían tener los mismos derechos y obligaciones, se hizo efectivo el sufragio universal y se crearon escuelas públicas en las que los pobres podían dejar de ser analfabetos sin recurrir a la caridad. Fue un periodo convulso, en el que quizá pudo haber errores y excesos, pero hubo tiempo para la alternancia política y para que las libertades dejaran de ser artículos de lujo. El viernes se cumplirán 75 años de la llegada de la segunda república y llevamos 30 años de libertades recuperadas sin rendir el justo homenaje que se merece la primera institución plenamente democrática que conoció nuestra historia. Nuestras calles y plazas aún festejan la gloria de sanguinarios héroes de la conquista y colonización pero son incapaces de encontrar un hueco para la primera mujer que se sentó en un gobierno europeo. Cuando hayamos perdido por completo el miedo a los fantasmas de la guerra civil y la dictadura, tendremos que abordar nuestra deuda pendiente con una época floreciente en las artes y en la cultura y unos tiempos en los que no era necesario ser hijo de Don Fulano para ser tratado como una persona. La democracia es un ser vivo que nunca debería claudicar hasta impregnar cada una de las instituciones que nos rodean, desde las más altas a las más sencillas. Algunos pensarán que hay cosas más urgentes, pero aquello de igualdad, mérito y capacidad también podría llegar hasta la jefatura del estado. Tenemos abril para no olvidarlo.
Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 10 de abril de 2006
1 comentario:
Tenemos el día 22, en Madrid, a las 18:00, Cibeles-Sol, para recordar la Segunda y pedir por la Tecera. No hay dos sin tres y a la tercera va la vencida.
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