El 4 de febrero pudimos leer en estas páginas un artículo de Luís Regidor en el que explicaba su dificultad para realizar un intercambio escolar y que un alumno incluso había aducido que su madre no quería que un portugués entrara en su casa. Es una simple anécdota porque la realidad es bien distinta: las relaciones entre los dos países han mejorado y los vínculos entre casi todas las personas han superado los tópicos. Buena prueba de ello es la cantidad de gente que en Extremadura está aprendiendo la lengua de nuestros vecinos y que la prensa lusa se esté ocupando del interés que en nuestra región despierta todo lo portugués, algo que no sucede en otras regiones fronterizas. Las relaciones con Portugal, a tenor de todos los estudios de futuro, será una pieza clave en el desarrollo de nuestra región a todos los niveles y conocer mejor a nuestros vecinos será tan importante como respirar. Lo que nos ha pasado con Portugal no era odio sino indiferencia: en ocasiones hay gente que nos cae mal hasta que la conocemos y entonces nos damos cuenta del exceso de prejuicios que hemos derrochado. El próximo fin de semana los profesores de portugués de Extremadura han organizado unas jornadas en Badajoz que pretenden romper esos resquicios de intolerancia de los que hablaba el articulista hace un par de meses. Cuando en Extremadura conozcamos más a nuestros vecinos, cuando hagamos el esfuerzo de entenderlos y no esperar a que nos entiendan, cuando desterremos los tópicos y seamos capaces de enriquecernos con su inmensa cultura, estaremos en el camino de convertir a clientes y visitantes en amigos.
Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 17 de abril de 2006.
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