22 octubre, 2007

Prensa y política



A finales de los 80 se puso de moda un tipo de entrevista política caracterizada por la total sumisión del periodista hacia el gobernante. Victoria Prego fue abanderada de esta forma de hacer periodismo hasta que Javier Gurruchaga la enterró con una parodia en la que preguntaba a un enano canadiense que era clavado a Felipe González. Pero el género no estaba agotado: Urdaci y Buruaga lo llevaron a su punto más alto, sobre todo el día que éste le hizo a Aznar aquella pregunta difícil y contestó lo de “créanme cuando les digo que en Iraq sí hay armas de destrucción masiva.” En la misma época que aquí no se hacían preguntas mínimamente comprometidas, en Portugal había un primer ministro que se intentaba salir por la tangente en la televisión pública mientras que el entrevistador le interrumpía diciéndole “que no estaba respondiendo a las preguntas”. Unos han instaurado la norma de despellejar al político para no convertirse en periodistas cobardes, y otros han parcelado todo de manera que sólo se dejan entrevistar por los de su cuerda y se niegan a hablar con los medios que consideran adversos. Hoy y mañana se analizan en Badajoz las difíciles relaciones que existen entre la prensa y la política: la primera trata de influir en la segunda, y la segunda quiere controlar a la primera para que cuando influya lo haga por donde le conviene. Ante este panorama cada vez se hace más difícil aquella quimera de la independencia de los medios, pero cabría preguntarse si no hay un término medio entre dar continuamente agua bendita a los afines y vomitar sapos con culebras a los contrarios.
Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 22 de octubre de 2007

5 comentarios:

María dijo...

Queda el clásico sistema de tragártelo todo y hacer la media. Como acto de fe, claro, pero como único modo de acercarse a la realidad y ajustarla.

Anónimo dijo...

Cuidado con la media. Si yo me como cien pollos y tú ninguno, la media dice que nos hemos comido cincuenta cada uno, lo que es falso tanto para ti como para mí.

Anónimo dijo...

Muy difícil disfrutar de una entrevista " de verdad". Normalmente, como todos sabemos, en las entrevistas de primer nivel, el entrevistado y sus asesores suelen tener de antemano las preguntas y en algunos casos hasta se censuran preguntas ó se pactan.
Los medios de comunicaci´n privados obedecen como siempre a intereses económicos e ideológicos y los mediospúblicos suelen obedecer al partido que gobierna, para eso se eligen los consejos de administración en función de la representatividad de los grupos políticos, también es verdad que la representatividad es decidida por los ciudadanos mediante su voto. Y sé que no decubro nada nuevo, pero me apetecía participar en tu blog y aprovechar para decir que me encanta " público".
A los que no nos gusta mucho el país, confieso que le cogí mucha manía desde mediados de los 80, aunque siempre reconozco que es el mejor diario comparado con todos los demás,ahora con público tenemos una alternativa, no les doy los céntimos que vale un ejemplar pero leo la edición digital. En realidad me niego a comprar cualquier periódico de papel, me parece una ordinariez que contamina.
Saludos desde Badajoz y Aldeia do Meco.
Ricardo Utrera.

Puntos de vista y ... nada más dijo...

Quitando algún columnista imprescindible como Javier Ortiz, me cuesta adaptarme a Público. No me gustan muchas cosas de EL País pero reconozco que está bien hecho.

Puntos de vista y ... nada más dijo...

Quitando algún columnista imprescindible como Javier Ortiz, me cuesta adaptarme a Público. No me gustan muchas cosas de EL País pero reconozco que está bien hecho.

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