20 enero, 2008

Listas

Hay dos cosas que no le deseo ni a mi peor enemigo: verse en una octava planta rodeado de fuego y en la batalla interna de un partido por las listas electorales. En ambas situaciones es difícil no salir chamuscado. Mientras en Estados Unidos llevamos meses viendo debates televisados entre los precandidatos de cada partido, aquí las papeletas electorales nos las dan confeccionadas, ordenadas y elegidas por un líder – sea carismático o no – que resumirá todo el discurso de la democracia interna en una decisión unipersonal. En ocasiones ocurre que quien más apoyos tiene dentro de un partido no es el mejor candidato para ganar unas elecciones. Es lo que le puede pasar a los demócratas norteamericanos, que pueden estar muy ilusionados con Obama aunque sea Hillary la que tal vez tenga más posibilidades frente a un contrincante republicano. Gallardón tenía un problema parecido: era más valorado fuera de su partido que entre sus correligionarios y tenía una mayor capacidad para captar el voto de centro. Lo que en toda lógica deberían ser virtudes, se convierten en lastre en la lucha interna ante los planteamientos integristas, alentados desde la emisora episcopal, de Acebes o Esperanza Aguirre. Es entonces cuando Rajoy se decanta por asegurarse una victoria en la batalla interna y afianzar el voto militante de los ultraconservadores, aunque sea a costa de unos miles de votos de centristas moderados. Lo peor de todo esto es que hemos dado por sentado que la democracia interna de los partidos ha muerto y que jamás habrá otro Borrell que gane unas primarias al aparato del partido. Al final las listas van a ser muy tontas.

Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 21 de enero de 2008

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Para mí que Gallardón era mas bien candidato socialista, es decir, de Prisa. Así cuando caiga Mariano, si Gallardón aprovecha y sube, pues el mismo poder económico controlará toda las decisiones políticas, que es de lo que se trata.
Yo me fiaría de Gallardón lo mismo que de Obama. El aspecto de trepa a cualquier precio los delata a ambos. Si la mayoría hispana no quiere a Obama, por algo será, que tontos no serán.

Puntos de vista y ... nada más dijo...

La verdad es que Gallardón puede adelantar por la izquierda a alguno del PSOE (Estoy pensando en el nº 1 por Toledo) Pero tanto como para verlo en el PSOE no. Es al contrario, creo que el ex-alcalde de La Coruña y otros encajarían muy bien en el PP.

Fiarse de los trepas.

Buena cuestión. Se llama repa al que está abajo. Hillary no es trepa porque ya está en el establisshment. Sobre esta cuestión tengo más dudas que certezas (no tengo ninguna). Mi opinión es que me parece muy bien lo que ha hecho Rajoy porque le ayudará a perder, que es lo que quiero. Eso sí: s alguna vez vuelve el PP, quiero que sea Gallardón y no los otros

Anónimo dijo...

Planteémoslo al revés: Atención pregunta: ¿Serían como dices virtudes en toda lógica que un candidato del PSOE fuera tremendamente apreciado por la emisora episcopal, Acebes, Esperanza Aguirre y Rajoy? ¿Te fiarías de esa persona del PSOE?

Y si vuelve Gallardón al PP, hará lo que más le convenga en su situación, igual que ahora, que lo que le convenía era destacar por algo, en este caso como progresista. Si volviera, ¿cree alguien que casaría a 2 homosexuales para enfadar a los obispos? Bueno, si Prisa se lo mandara o a quienes fueran sus amos en ese momento, y así los satisficiera, sí. Ha casado ahora a homosexuales porque le convenía mediáticamente, pero él hubiera casado igual a un frigorífico con una lavadora, es decir lo que fuera. A él todo le da igual. Sólo tiene un objetivo. Ganar.

El PSOE ha creado un monstruo mártir sin vistas a largo plazo. Esas veladas amenazas de sacarle corrupciones en en Ayuntamiento de Madrid y relaciones sentimentales con una señora de la operación Malaya, que quedaron en nada, en amenazas, se las habrán tapado a cambio de algo. ¿Quién se las sacó?
Ahora le viene muy bien al PSOE lo que ha hecho Gallardón (porque él ha hecho que le echen con su órdago), porque la derecha vira a extrema derecha y así se lleva los votos tibios moderados el PSOE. ¿Pero y después? Si vuelve al PP volverá a llevarse los votos tibios, como buen mártir, y con la caída de la economía podría ganar en unos años. Y entonces, ADIOS LIBERTADES, ADIOS. Y si entrara en el PSOE, que horror, o bueno, que bien, un tipo que vende a su hermano y a su madre si hace falta por un plato delentejas siempre viene bien en todas partes, parece. Porque si alguien se cree que Gallardón es el abanderado de la la progresía, es que se le engaña fácil. Pero es que en este país, en general irreflexivo, engañar es mas fácil de lo que parece.

Anónimo dijo...

Veo que Gallardón no tiene muchos adeptos entre la militancia del PP. Eso me alegra.

Anónimo dijo...

Yo voté al PSOE, aunque este señor points parece que deduce lo contrario (o yo lo entiendo al revés), lo que me corrobora que este pais es muy irreflexivo. Podemos hacerle una plaza o una estatua al mártir San Gallardón de las cejas bancas.

Antonio Parra dijo...

Madrid es una trama. Pero es una trama perpetua, sin final; un cruce de camino entre poderosos que necesitan más poder para conservar el que ya tienen. Adolfo Suárez lo sabía y por eso acertó tanto con una expresión, “cocido madrileño”, que designaba embrollo permanente que enfrenta a partidos, personas del mismo partido, poderes mediáticos, políticos y económicos de todo el país. Poderes que sólo pueden sobrevivir aniquilando al contrario, sin posibilidad de equilibrio fáctico.


Madrid es un botín demasiado grande para un solo partido. Por eso, si un partido controla todo Madrid, tenderá a dividirse, a fraccionarse, a vivir internamente las tensiones exógenas que pugnan por el control. La FSM salió destrozada de su paso por el poder en Madrid, y ha tenido que irse a Parla para empezar a recuperarse.



Gallardón y Aguirre son las caras de este estallido intestino de la derecha española, pero el proceso de descomposición política e institucional que vive la capital de España arranca con el tamayazo que hurtó a Simancas y al PSOE la vuelta al ruedo madrileño, una vez más (lo de la izquierda con Madrid es como el mito de Sísifo).



Aquel golpe a la democracia que asestó Aguirre a través del brazo armado de sus empresarios acólitos –y cuyo ejecutor político fue Romero de Tejada- debió haber puesto en alerta al propio Gallardón. No era la presidencia de la Comunidad lo que estaba en juego (ya hemos visto la facilidad con la que Aguirre está dispuesta a abandonarla), sino el control dentro del Partido Popular, el liderazgo estratégico dentro de la derecha española. Y detrás de ese control estaba Aznar, que tenía a Esperanza como Plan B si Rajoy pinchaba.



Cuando Gallardón reaccionó proponiendo a Cobo como presidente del Partido ya era demasiado tarde. Aguirre se había hecho con los resortes del aparato, había creado un lobby mediático –COPE, El Mundo…etc- y económico –Caja Madrid, Endesa, Telefónica…etc. Su poder crecía omnímodo mientras al alcalde sólo le quedaba la coartada electoral, el tirón popular, el carisma. Gallardón sólo se tenía a sí mismo como fórmula política frente al inmenso edificio que había construido Aguirre.



Cuando disputó la presidencia del partido, no se trataba sólo de un reto a la esperanza, sino de un desafío a las estructuras tradicionales del poder en España, que en el caso del PP suman al aparato del partido el aparataje de los intereses creados. Pero iba a contracorriente, porque la espiral de muerte política ya se había puesto en marcha. Uno por uno, cayeron Jaume Matas, Josep Piqué y el exiliado Rodrigo Rato. La derechización avanzaba, cayese quien cayese.



Gallardón lanzó su último (¿?) suspiro este verano: ir en las listas. Entrar en el arca de Noe de la derecha, donde resultaba lógico incluir a un ejemplar de cada especie para salvar la diversidad interna del partido antes del naufragio. Pero no había tal arca, sino uno búnker hermético donde los billetes ya estaban dados. Ahora sabemos que en el PP contaban más Pizarro y sus ganas de sudar la camiseta que él.



Ha ganado una facción dentro del PP, que es la facción que quiere gobernar España. Madrid es pequeña para el Pizarro de los 2.000 millones y la Aguirre que no llega a fin de mes. También lo es para Gallardón, a quien le costará tanto conformarse con el resultado como convivir con la sombra de Esperanza en la Comunidad.



La imputación del Viceconsejero de Aguirre, Luis Armada, por su implicación en el caso Guateque, puede ser la primera de una cascada de ajustes de cuentas.



O tal vez no. Tal vez sólo sea otro ingrediente más del “cocido madrileño”, un pesado plato en el que, desde hace años, PP, empresas, medios de comunicación e instituciones políticas se mezclan como el tocino y los garbanzos. Y lo llamaban democracia.

Puntos de vista y ... nada más dijo...

Madrid es muy complicado, en todos los aspectos. No creo que sea diferente de otros lugares salvo por la magnitud en sí y por la magnitud - siempre desmesurada- de la difusión de lo que allí ocurre.

Las tramas madrileñas están como están. No se pueden ignorar y es una pena que no se investigara a fondo el golpe de Estado de junio de 2003. Ahí sí que ganó la batalla informativa la BRUNETE mediática, que apuntó como culpable a la FSM para hacer olvidar la trama.

Creo que Gallardón es una víctima más de los aparatos de los partidos a lo que se ha unido la animadversión de los hooligans de la COPE.

Anónimo dijo...

Excelente y completo el comentario de Luis Parra sobre todo para los semi-profanos como yo en materia política. Razones son razones, y no "Gallardón es una víctima de la COPE". Eso es simplismo. Esa adhesión hacia ese individuo, y presentarlo como mártir, parece irracional.

Y extraño enamoramiento el tuyo Figueiredo (como el de miles de socialistas), habiendo expresado tu repulsión hacia ese resto franquista que es Fraga. Si Fraga es el mentor y único protector de Gallardón en el PP, ¿cómo va a ser Gallardón progresista? Claro, que hay muchos socialistas que creen que Fraga es progresista. Si uno cree eso sí, entonces lo entiendo, pero en caso contrario, a mi me parece que no se tiene de pie esa idea. Son luchas de poder y punto. Y no en un sólo partido, sino entre varios partidos y poderes económicos, intuyo.

Puntos de vista y ... nada más dijo...

Bueno. Vamos por partes. No he dicho que Gallardón sea víctima de la COPE sino del parato de su partido AL QUE SE HAN UNIDO LOS HOOLIGANS DE LA COPE.

No es lo mismo.

Gallardón es un señor conservador y de derechas. No me cabe la menor duda. Aún así, me reafirmo al decir que hay dirigentes del PSOE que están en su misma posición ideológica (afortunadamente la mayoría no están ahí, sería para exiliarse).

Fraga apoya a Gallardón porque su ideología es el poder y sabe que para el PP sería más fácil ganar las elecciones con Gallardón que con Rajoy.

Y una última cosa: Esto no dá más de sí. El asunto tiene una gran dosis de lucha personal por el poder político como instrumento para afianzar el verdadero poder, el económico (EN ese análisis sigo siendo marxista, antes que socialista).

P.S.
Sé que son lo mismo en el fondo, pero no me nieguen que si hay que elegir entre Rajoy, Esperanza y Gallardón éste sea el menos indigno de los tres.

Hitos dijo...

Es que la "Tita Espe" da como miedito

Anónimo dijo...

Los progres os creéis mu listos pero dais asco

Puntos de vista y ... nada más dijo...

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