20 julio, 2008

I was there

Estuve allí. Hallelujah! Y Leonard cantó más de veinte canciones de todas sus épocas. Nada más llegar nos invitó a danzar hasta el final y acabó cuando era hora de cerrar. Un trozo de poesía cantada sobre un escenario, 73 años de versos acompañados de unos músicos maravillosos y un coro que nos hizo sentir algo más que belleza. Gente de todos los lugares y muchas personas hablando en castellano. También encontré, al final, al mayor coheniano de Extremadura, el amigo Juan Luis, enfundado en su camiseta roja, la de la gira de 1993.
Un cuarto de siglo siguiendo a un artista y veinte años esperando ese concierto que el agua truncó en la Plaza de Toros de Badajoz. Inolvidable

9 comentarios:

Feli dijo...

¡¡¡¡¡ENVIDIA COCHINA TENGO!!!!
¿POR QUÉ HABRÉ ENTRADO YO, HOY, EN ESTE BLOG?

BUEEEEENO, QUE ME ALEGRO QUE HAYAS DISFRUTADO, QUE NO HE ESTADO YO ALERTA QUE SI NO, HUBIERA IDO.

Y DANCEMOS, DANCEMOS...

Juan Luis Corcobado Cartes dijo...

Querido Javier:

En efecto, la emoción aún me impide escribir con tranquilidad tras haber presenciado el pasado sábado en Lisboa uno de los espectáculos más emocionantes de mi vida, si no el que más. Puedo asegurar que hago propias todas y cada una de las letras de Leonard. Cuando a la profundidad de lo que se dice se añade la belleza inigualable y la desmedida elegancia con la que este hombre actúa, si alguien no se emociona es, sencillamente, porque no tiene corazón.

Puntos de vista y ... nada más dijo...

Pásame alguna de esas fotos buenas que hiciste desde tu privilegiada posición y con tu particular "altura de miras".

Y con esa imponente luna llena elevándose sobre el puente 25 de abril, y el detalle de los claveles rojos,... La noche del 19 de julio de 2008 no se nos olvidará nunca a muchos.

Juan Luis Corcobado Cartes dijo...

Desdichadamente, Javier, fui tan "legal" en eso de respetar la prohibición de acceder al recinto con cámaras de vídeo, que sólo llevé unos pequeños prismáticos y una cámara de fotos. Las pocas que hice son de escasísima calidad, pues al sacar la cámara de su bolsa, supongo, se pulsó un botón que desconfiguró (con perdón) todo el programa. :-(

He puesto un comentario en el foro:

http://www.leonardcohenforum.com/viewtopic.php?f=28&t=11427#p129906

Lo de los claveles fue, en efecto, maravilloso, aunque me parece que más que rojos eran rosas...

Los viajes que no hice dijo...

Hallelujah, here I am...

Ya, ya sé que no es de Leonard Cohen, pero es lo primero que he pensado cuando te he leído.

Que me alegro mucho. Envidia cochina te tengo, oigan...

Puntos de vista y ... nada más dijo...

Enviadia me dais los que tenéis oportunidad de ir a conciertos de vez en cuando, que yo no iba a un concierto (de los de estar de pie) desde hace 10 años.

Pero fue lo más parecido a tocar el cielo. Hasta la luna se llenó sobre Lisboa para escuchar "the golden voice"

Luis Leal dijo...

No sé si os habéis enterado pero esa misma noche Lisboa, con un problemita de mala organización, tuvo dos de los grandes actuando a la misma hora. Leonard Cohen de un lado y del "wild side" Lou Reed...
Bueno va a ser imposible a no ser que como dice Cohen "esperemos por un milafre"... "waiting for a miracle to come..."
Un saludo

Puntos de vista y ... nada más dijo...

Eu sabia, Luís, sabia. Mas eu sou do poeta canadiano. Não tenho palavras. Gostei imenso de ver pessoas com vinte e poucos anos e que conheciam as canções todas, as velhas, as mais novas.

Anónimo dijo...

Enhorabuena a los que disfrutásteis del concierto de Leonard Cohen. Yo soy de los que eligió a Lou Reed (en Campo Pequeño) y, creedme, no quedé defraudado.

El concierto transcurrió así: una puesta en escena austera pero deliciosa, de inspiración oriental, con proyecciones de imágenes sobre el escenario; un coro de niños angelicales utilizado como contrapunto a la historias sórdidas y tristes sobre mujeres marginadas y marginales; una buena orqusta muy bien acompasada con las guitarras eléctricas y acústicas; un chelo solista que marcaba el tono trágico de casi todos los temas. Todo esto acompañando a una voz seca, a veces tierna, entonada y siempre alejada del deje de lamento que tienen los blues clásicos.

Irónico y frío con el público, no haciendo ninguna concesión al histrionismo rockero, el neoyorkino sigue en forma, innovando y creando libremente, como en los tiempos de la Factory, cuando Warhol era su anfitrión y Nicco su musa en los oscuros sótanos de NY.

Disculpad el retraso de este comentario, pero no he leido el post hasta hoy, cuando he vuelto de unas pequeñas vacaciones en Lisboa. Comprenderéis que experiencias así no deben dejar de comentarse, aunque sólo sea para dejar constancia.

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