No me tragué la bola del documental de Évole pero eso no tienen ningún mérito: tras haber leído y hablado tanto sobre el 23F enseguida sospeché de que Federico Mayor Zaragoza pudiera haber representado a UCD en una reunión de ese calado, y me carcajeé al escuchar que Alfonso Guerra proponía a Summers como
director de la opereta. Después de una semana hablando sobre el asunto y
con un debate sobre el Estado de la Nación por medio, ahora mi
preocupación es saber cuáles de las verdades unánimemente aceptadas han
sido fabricadas para crearnos un estado de opinión. Algunas ya fueron
desveladas, como aquel cormorán del Golfo Pérsico e impregnado de
petróleo, que creíamos víctima de la maldad de Saddam Hussein y resultó ser daño colateral del Exxon Valdez en Alaska, hasta la matanza de Timisoara perpetrada por Ceausescu y que se rodó desenterrando muertos recientes del cementerio.
¿Se han preguntado qué será mentira? ¿Ganó España el mundial o fue un montaje perfecto de la Fura dels Baus?
¿Es cierto eso de que un negro ganó las elecciones en Estados Unidos?
¿Tendrán razón quienes afirman que la crisis económica es una estafa
para reajustar el sistema de ganancias del capitalismo y poner a la
chusma en su sitio? Uno quiere creer que todas estas preguntas retóricas
forman parte de un relato tan absurdo como el de la supuesta Operación Palace,
pero el debate parlamentario de esta semana me hace pensar que todo es
posible, que el día menos pensado nos confesarán que la realidad
descrita por algunos en el Congreso no pasaba de una simple broma que se
les fue de manos. De muy mal gusto, por cierto.
Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 3 de marzo de 2013.
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