27 agosto, 2014

Reglas del nuevo curso

Aunque es en enero cuando hablamos del año nuevo, para mucha gente los ciclos empiezan en septiembre y no solo para profesores y estudiantes. Los que siguen las vicisitudes de la vida política se acercan al comienzo de un curso que se presenta muy movido y con importantes fechas ya marcadas para septiembre, noviembre, mayo y quizá alguna más. Una de las novedades de las últimas semanas ha sido la pretensión del gobierno de modificar la normativa electoral para las municipales de la próxima primavera. Si se leen el programa con el que Rajoy ganó las elecciones generales el 20 de noviembre de 2011, encontrarán en sus páginas 160 y siguientes unos cuantos puntos dedicados a la administración local, pero ni una sola palabra menciona la necesidad de modificar la actual normativa ni la urgencia de una regeneración democrática de los municipios. Puesto que en aquella ocasión el partido gobernante se alzó vencedor con más de un 37% en todo el territorio, uno no sabe si entenderlo como una autocrítica de Rajoy a la labor de los suyos en los ayuntamientos durante estos últimos tres años, que ha llegado hasta tal punto que necesita de esa regeneración. Tampoco han sido especialmente problemáticos estos últimos tiempos comparados con otros anteriores, en los que cabe recordar que se disolvieron ayuntamientos como el de Marbella, así que no queda más remedio que pensar que los motivos de este cambio de reglas en mitad del partido deben de tener una motivación que es difícil de ocultar.

Mientras el PP ganaba las municipales en casi toda España aquel 22 de mayo de 2011, las plazas de muchas ciudades estaban llenas de gente que intentaba mostrar su indignación y que reclamaba, entre otras muchas cosas, que el sistema electoral se acomodara para representar fiel y matemáticamente a las personas que depositan su voto. Podríamos pensar que esta maniobra fuera una respuesta a aquel clamor, pero resulta que va en sentido totalmente contrario a aquellas reivindicaciones y pretende dar una mayoría absoluta efectiva a quien no la ha conseguido de manera real.

No hace falta ser un sesudo analista para averiguar que toda la operación tiene como objetivo frenar cualquier atisbo de auténtica regeneración que parta de aquel 15M de 2011 y que empieza a aparecer en las encuestas a través de una formación política que parece romper moldes. Todo hace indicar, puesto que en 2013 Rajoy afirmaba que no era urgente ningún cambio en materia de legislación electoral, que es la formación Podemos quien ha puesto en guardia al partido del gobierno y que le obliga a  apuntalar su territorio ante un vendaval que pudiera quitarle sillones, vista su incapacidad para pactar con nadie a su alrededor. Mucho me temo que este nuevo curso traerá alguna sorpresa, quizá menos de las que auguran, pero intentar cambiar las normas sin más consenso ni argumentación que el de arrimar el ascua a su sardina podría convertirse en un boomerang de consecuencias insospechadas.

Publicado en el diario HOY el 27 de agosto de 2014.



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