04 noviembre, 2015

Las están matando


Hace más de 20 años que comencé a colaborar en Extremadura con una organización de Derechos Humanos. En las múltiples charlas que di por centros educativos y asociaciones siempre había alguien buscando un titular y preguntando cuál era el mayor problema de Derechos Humanos en España o en el mundo. Mi respuesta siempre era la misma, la que solía utilizar nuestra organización y que recomendaba no establecer tablas de clasificación como en una liga de fútbol. En aquellos tiempos en los que el terrorismo parecía el más grave asunto humanitario de este país, había que ser muy atrevido para poner un par de problemas más encima de la mesa y que fueran de mayor gravedad.



Hoy sigo pensando que de poco sirve hacer un ranking, pero he de reconocer que durante años no nos atrevimos a decir algo sobre lo que teníamos muchos datos. Aunque nos parezca extraño, había y hay por aquí violaciones de derechos humanos más crueles que el más brutal de los terrorismos. Si exceptuamos el año 2004, en el que murieron casi 200 personas en los trenes de Madrid de un aciago 11 de marzo, en los últimos 30 años ha sido siempre mayor el número de víctimas de violencia de género que de terrorismo. Ni que decir tiene que la trascendencia mediática y la utilización de recursos públicos para combatirlos ha sido muy dispar, y uno no quiere creer que esa distinción dependiera de quiénes eran las víctimas, si conocidos políticos o mujeres anónimas. Pero la realidad es que semana a semana siguen siendo asesinadas y no hemos logrado todavía reunir las fuerzas de toda la sociedad para que esta situación pase a estar en la primera página de la agenda política y ciudadana.



Uno tiene la esperanza de que el próximo sábado sea el día en que todo empiece a cambiar. En las calles de Madrid van a estar manifestándose no solo las que han sufrido, las feministas o las asociaciones de mujeres, sino que se espera que la ciudadanía de todos los colores y edades se dé cuenta de que no se puede dejar pasar el tiempo. No sé dónde escuché por primera vez aquello de “nos las están matando”, pero cada vez que interrumpen un boletín de noticias uno no puede dejar de pensar en ellas, en mujeres como nuestras madres, hermanas, compañeras, hijas o amigas, que están siendo asesinadas sin la respuesta contundente de la sociedad. Así que este 7 de noviembre será el día, pasaremos esa página y abriremos una nueva en la que la violencia machista se vea acorralada por la unanimidad de todo el mundo, y empezaremos a no consentir la desigualdad y la violencia en ningún lugar: ni en las escuelas, ni en los centros de trabajo, ni en los hogares, ni en los programas de televisión, ni en las letras de las canciones, ni en esos míseros chistes que no tiene ni la más mínima gracia. Las queremos vivas, a todas.

Publicado en el diario HOY el 4 de noviembre de 2015

 

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