Hace veinte años ir de Madrid a Lisboa por carretera difícilmente suponía menos de diez horas de viaje. Si además te encontrabas un atasco en Móstoles, cuatro semáforos rojos en Talavera, cinco camiones en Miravete, una cosechadora en Montemor-o-Novo y un engarrafamento en el puente 25 de Abril de Lisboa, había que echar medio día para ir de una capital a otra. Hoy se puede hacer ese trayecto en casi la mitad de tiempo sin dejar de respetar el código de la circulación. Esta simple anécdota podría ilustrar el análisis sobre los 20 años de Portugal y España en la Unión Europea que desde hoy se examinan en Ágora, el debate peninsular, y nos serviría para concluir que los fondos estructurales han servido, al menos, para acercar en el tiempo a los que ya estábamos unidos en el espacio. Podremos discutir si Irlanda ha sabido aprovechar mejor el maná de Bruselas o si deberíamos haber pensado más en investigar que en asfaltar, pero sí que es innegable que en un par de décadas la península ibérica ha sido capaz de dar un salto cualitativo que los historiadores tendrán que analizar más detenidamente cuando el tiempo nos dé una perspectiva sin distorsiones.
Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 23 de Octubre de 2006
2 comentarios:
É verdade! Recordo-me bem, quando era criança, a aventura que era ir a Badajoz! Inclusivamente, se os nossos pais não estavam presentes, tinhamos de levar uma declaração para podermos passar a fronteira!
As barreiras físicas vão-se vencendo mas vão-se erguendo outras...
Puntos de vista... es un blog notable. Enhorabuena!
Obrigado Luís,
não tenho tempo nem capacidade para fazer um blog daqueles fazes
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