23 noviembre, 2006

Algo que no era una voz

Algo que no era una voz
Me ha llamado al bosque,
Me ha acogido dentro,
Como un camino que llega
Y se recoge sobre sí mismo.
Siento la energía de la tierra
Difuminar mis contornos,
Acaricio un árbol
Y soy árbol
Respiro el aire
Que yo soy de nuevo,
Veo la espesura
Que era por dentro
Y hoy soy yo otra vez por entero.
Sintió lo que sintió
El primer druida,
El bosque me ofrece
Un cayado de haya
Como instrumento
Para hacerme zahorí de dentro.
Cae la noche
Pero me queda un camino,
Me detengo ante él
Y me brotan raíces.

Poema de Martín López-Vega, que en esta foto está junto a Antón Castro, Antonio Saez y Julián Rodríguez, en una lluviosa mañana de octubre de 2005, mientras Ana los encuadraba junto al puente Lusitania en Mérida

2 comentarios:

Luis Leal dijo...

Que poema fantástico!
Tenho que dizer que foi graças a António Saez, antigo professor de literatura comparada na Univ.Évora, que me apaixonei por Espanha e que hoje não a quero trocar por nada!
Recordo-me bem do seu livro "Ruinas" que ajudei no seu dia de lançamento... os meus velhos tempos de universitário!
Um abraço

Euphorbia dijo...

Muy bonito.
A mí también me gustaría ser árbol.

Historias de Loach y Laverty

Hay cine para todos los gustos. Algunos disfrutan de lo lindo con la ciencia ficción y los efectos especiales, mientras que otros nos decant...