Hay tres días al año que no hay prensa y mañana es uno. Así que aprovecharé mi descanso de dos lunes en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA para escribir de cualquier cosa.
Hoy se desea paz todo el mundo pero hay quien se alegraría de que el proceso de paz se acabara. Parece una paradoja pero ya no lo es.
Jamás entendí qué gracia existe en provocar ruido: petardos, tamborradas y similares son, en esencia, actos molestos. Tampoco entiendo la razón por la cual el volumen de la música de los bares de copas está tan alta. Es para que la gente no pueda hablar y consuma más - me imagino.
Otra cosa que jamás entenderé es la necesidad que existe en hacer, en días como hoy, cantidades ingentes de comida, como si mañana fuera a estallar la guerra y hubiera que aprovechar. Así que en cualquier casa que se precie habrá embutidos, jamón, gambas y marisco, sopa, pavo, besugo y te echarán la bronca si no te tragas dos polvorones y un turrón. Sin hablar de la bebida. Hay dos tipos de personas: los que beben para que les pase la comida y los que comen algo para acompañar a la bebida. Parece una tontería más, pero que no es este día sino la gran verbena de los excesos. También para los excesos verbales - y escritos.
24 diciembre, 2006
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