16 abril, 2007

11

El inicio del siglo XXI está convirtiendo el 11 en una cifra fatídica. Cada vez que aparece en el calendario se extiende el temor de que se produzcan ataques como los de Nueva York, Madrid o los más recientes del Magreb. Los últimos cuatro años en Iraq han sido cualquier cosa menos un tiempo de paz. Allí siempre es 11 y la imagen de la estatua del dictador cayendo ya ha dejado de difundirse porque ha pasado de ser el icono de una victoria a símbolo de un fracaso. Las relaciones internacionales pasan por momentos más que complicados a causa de un mundo occidental que sigue creyendo que es el centro absoluto del universo mientras muestra una incomprensión absoluta hacia problemas enquistados. Se empecinaron en no resolver los problemas de Oriente Medio porque creyeron que dos ejércitos sofisticados resolverían todo en dos patadas. Siguen pensando que la utilización de la energía atómica puede ser desarrollada a su antojo mientras niegan ese derecho a los demás e incluso amenazan con guerras a quien intente hacer lo mismo que ellos hacen.

El terrorismo fundamentalista puede tener orígenes complejos en el fanatismo religioso, la pobreza o la desesperación, pero no cabe duda de que quien lo alimenta involuntariamente es la incapacidad del llamado occidente para entender y resolver constructivamente los problemas del mundo árabe. Tan necesaria como la prevención contra ataques terroristas es la creación de espacios de diálogo que podremos llamar alianza de civilizaciones o de cualquier otra forma. Será la mejor manera de que los días 11 de cada mes vuelvan a estar libres de sobresaltos. http://javierfigueiredo.blogspot.com

Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 16 de abril de 2007

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