El lunes había un periódico que resumía los resultados de las elecciones europeas diciendo que el PP era inmune a la corrupción. Algo parecido titularon otros diarios en 1993, cuando Felipe González volvió a sacarle 18 escaños a Aznar a pesar de Filesa y otros casos similares a los que hoy nos llegan desde Madrid o Valencia. Hay quienes dicen que los políticos son todos unos corruptos y se equivocan: los hay honrados y trabajadores como en el resto de profesiones y actividades, en las que también hay personajes sin escrúpulos. Ahora hay quien se atreve a decir que los electores de derechas perdonan las corruptelas mientras que los de izquierdas son demasiado escrupulosos e implacables con los suyos. Yo no me atrevo a afirmarlo. Tampoco soy capaz de explicarme lo de Italia, aunque Roberto Saviano y su libro son una gran ayuda. Luego me he puesto a recordar que todos conocemos a alguien que ha mentido para que su hijo entre en un colegio, que ha enchufado a alguien, que ha sido recomendado por un buen padrino, que se jacta de tener buenos contactos para saltarse listas de espera y que justifica que existan prebendas como si fuesen elementos inevitables del día a día. Y entonces he llegado a la conclusión de que la política es el reflejo de lo que tenemos en la sociedad, y que no es que hoy el PP sea inmune a la corrupción, sino que buena parte de la ciudadanía no considera reprochables unos comportamientos y unas actitudes que, si estuvieran en su mano, repetiría sin ningún reparo. La capacidad criticona de los españoles está fuera de dudas: nos falta el sentido crítico y, sobre todo, el autocrítico.
Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 15 de junio de 2009.
3 comentarios:
Vamos a tener que inculcar autocrítica desde niños si no queremos que en unos años esto sea el salvaje oeste...
Un abrazo.
Helena.
Si a ustedes que son del viejo continente les queda por ser críticos y autocrítos con ustedes mismos, que nos queda a nosotros que somos un país tercemundista. En lo personal no comulgo con las políticas de derecha, pero sí concuerdo contigo en creer que de los dos bandos hay gente corrupta y gente de buenas intenciones. En general creo que es el poder el que termina corrompiéndote, no la política.
Bueno, espero que estés muy bien. Nos leemos.
Sal-udo.
Helena, yo iría más allá e intentaría modificar la apreciación social de la autocrítica, de manera que ejercerla no fuera motivo de vergüenza. Por ejemplo, se usa la expresión "debilidad" política para el que rectifica un error, en lugar de aplaudirle.
Udo, Gracias por leerme desde tan lejos. Es una pena que no nos llegue acá el cine chileno como, hasta cierto punto, nos llegó el argentino. Nuestras salas siguen llenas de productos de Hollywood. esos que son al cine como Mc Donalds a la gastronomía.
Saludos
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