30 mayo, 2011

Lecciones de política


Apago la radio cuando conectan con el Congreso para la habitual sesión de control. Me cuesta entender las palabras vacías entre el griterío y el espectáculo me causa tristeza y vergüenza ajena. En cambio, he pasado tres tardes por las acampadas de gente indignada y me he reencontrado con la política: he vuelto a ver a viejas caras conocidas, a luchadores infatigables de causas justas, a cristianos de base, a libertarios, a ecologistas, a gente de izquierdas y algún que otro amigo moderado. Y hablan de forma ordenada, se escuchan e intentan hacer avanzar sus propuestas, con las dificultades de todo proceso asambleario pero con todas sus virtudes, que no son pocas. Es más fácil elegir a alguien para que nos mande y piense por nosotros, porque nada hay más eficiente que las dictaduras. El problema es que todavía hay gente que prefiere construir su futuro a que se lo den fabricado. Y esta gente suele sacar de sus casillas a los que tienen en el fondo de su alma un sargento chusquero o un recluta sumiso. Y mientras tanto el panorama político regional se llena de hermeneutas capaces de interpretar lo que dice Extremadura, a la que convierten en sujeto activo de sus frases. Todos a la espera de lo que decida Pedro Escobar. Y mi amigo de Acedera deja en fuera de juego a medio mundo porque dice que va a escuchar, va a reflexionar, va a debatir pausadamente y dar la última palabra a las bases. Hay quien dice que está fuera del mundo y quizá tengan razón: cuando se lucha por uno nuevo se corre el peligro de parecer extraterrestre. De momento habéis dado una lección, pero no os equivoquéis. No podemos permitírnoslo.

Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 30 de mayo de 2011.

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