20 junio, 2011

Pragmatismo

Movimiento 15-M en Extremadura.Los jóvenes, en asamblea, deciden qué van a hacer. (Foto: OTO). Unos filósofos norteamericanos de finales del siglo XIX, Peirce y James, son considerados los precursores del pragmatismo, una corriente que buscaba las consecuencias prácticas del pensamiento. Sí, ya sabemos que eso de pensar es lo que nos diferencia de otros animales, pero no me negarán que tiene sus complicaciones: es mucho más fácil llevar al redil a un grupo de ovejas mediante los silbidos de un pastor o los ladridos de un perro, que llegar a un acuerdo entre personas de pareceres distintos. Esa es la gran ventaja del ganado ovino, que obedece sin rechistar y no se plantea asuntos complicados más allá de las necesidades físicas (y fisiológicas) más primarias. A las gentes de izquierda, en cambio, les sale sarpullido cuando escuchan recias voces de mando, necesitan tener todo debatido y escudriñado, y son capaces de acabar en reyertas y escisiones por matices nimios. Cuando los mecanismos de reflexión y acción no están perfectamente engrasados y coordinados se corre el peligro de que las ideas, que en ocasiones pueden llegar a ser muy brillantes y de imperiosa necesidad, se queden empantanadas en un lodazal de dimes y diretes. Y cuando más te escoras a la izquierda  en el arco del pensamiento ideológico-político, más te adentras en ese tortuoso mundo en el que todo está psicoanalizado, especialmente el tiempo anterior, pero difícilmente se consiguen acordar procedimientos que conviertan los propósitos en hechos concretos. Concreción: esa es la palabra. Quizá sea lo que más se echa en falta estos días. Un poquito de pragmatismo no les vendría nada mal a unos cuantos para afrontar el futuro. 

Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el lunes 20 de junio

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