13 febrero, 2012

Cerca y lejos

El jueves pasado, cuando se conoció la sentencia condenatoria a Garzón, pudimos percibir el abismo existente entre lo que todos esperábamos por aquí y la perplejidad de quienes nos ven desde la distancia. Tras la absolución de Camps por lo de los trajes de la trama Gürtel y la inhabilitación del juez por las escuchas a los abogados, a nadie se le escapa que los juicios sobre el franquismo y sobre los cursos impartidos en Nueva York acabarán por similares derroteros. Casi se podría decir que las sentencias están redactadas y firmadas. Dar una vuelta por la prensa nacional y extranjera, leyendo artículos y comentarios, nos sirve como ejercicio imprescindible para comprender qué ha pasado y qué sigue ocurriendo en España, donde los corruptos y apologetas del fascismo siguen carcajeándose de quienes, tal vez equivocadamente, intentan que quienes han causado un daño objetivo sean castigados. La prensa nacional reproduce fielmente las dos Españas de Antonio Machado, mientras que los periódicos de medio mundo, casi unánimemente, continúan sin dar crédito a lo que aquí está ocurriendo. Los más torpes dirán que desde lejos no se puede entender lo que aquí ocurre, y los más sensatos responderán que es precisamente esa lejanía la que permite observar todo ecuánimemente y con perspectiva. No hay esperanza de que nada cambie aquí: antes pasará un camello por el ojo de una aguja que un poderoso por una celda de castigo. No nos queda ni París. Tan solo Estrasburgo para, dentro de unos años, abochornar a los que brindan hoy para que la corrupción y los crímenes de lesa humanidad de Franco permanezcan impunes.  


Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 13 de febrero de 2012.

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