06 agosto, 2012

Muy profesional


Sin pena ni gloria pasó por las carteleras aquella película de Bajo Ulloa que se titulaba Airbag. Aunque el público no la trató mal del todo, la crítica fue demoledora y apenas salvó unas cuantas frases y la actuación de Manuel Manquiña.“Profesional, muy profesional”. Esas eran las palabras que repetía con admiración el personaje interpretado por el actor gallego. En la última acepción del diccionario se dice que “profesional” es un adjetivo que designa a quien ejerce su profesión con relevante capacidad y aplicación. Hasta hace poco era un sinónimo de garantía de calidad y ante cualquier dificultad siempre había quien consultaba a uno o incluso se ponía en manos de varios. Pero, como cantaba María Jiménez, se acabó. Ahora el personal sanitario se ve en la tesitura de enterrar sus criterios técnico-profesionales y ahorrar unos euros se convierte en la razón científica de peso. Hasta ahora los recortes tenían nefastas consecuencias en el bienestar de los ciudadanos y sus perniciosos efectos eran fácilmente cuantificables a largo plazo en ámbitos como el educativo. Se da un paso al frente y hay quien se atreve a pedir a los médicos que no ordenen realizar costosas pruebas de diagnóstico a la ligera. Ya no estamos hablando de ratios en el aula ni de kilómetros para ser atendido: estamos discutiendo si podemos ahorrar en un TAC o una ecografía, sin calibrar fatales consecuencias. Tanto hemos despotricado de los políticos profesionales que quizá nos haría falta alguno con los pies en el suelo y la cabeza en su sitio. No sería necesario ni que fuera muy profesional, nos bastaría solo con un poco.

Publicado en la contraportada de EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 6 de agosto de 2012

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