24 diciembre, 2012

Imagen y semejanza


Mis profesoras de historia me hablaron más de causas y consecuencias que de culebrones sucesorios y aluviones de fechas. Gracias a ellas aprendí a observar la evolución de las relaciones económicas, sociales y humanas: el esclavismo, el feudalismo y la modernidad, hasta llegar a los ideales igualitarios. De vez en cuando nos llegan ráfagas que nos retrotraen a otras épocas, casi al medievo: de nada vale haber leído mil veces que todos nacemos iguales en derechos si en un edificio público encuentras una sala denominada VIP, siglas inglesas que significan “gente muy importante”. Si alguien considera que hay gente muy importante es porque, en el fondo, piensa que mucha otra gente no lo es. Algo así debe de rumiar Gonzalo Moliner, el presidente del Consejo General del Poder Judicial, cuando dice que da mala imagen viajar en turista. Discrepo profundamente de esos conceptos que huelen a clasismo rancio y que, además, nos cuestan un pico al bolsillo de todos. Quizá las cosas no son como dice el señor Moliner y a los ciudadanos nos causaría una mejor imagen ver a diputados o mandatarios, a los que les pagamos los billetes, haciendo cola en la fila de los mortales de un aeropuerto ¡Qué lejos nos quedan los dirigentes nórdicos, esos que viven en pisos modestos y acuden en bicicleta al ministerio sin que los anillos se desprendan de sus dedos! Más que preocuparse por la mala imagen de codearse con gente normal, a ciertos gerifaltes nuestros les haría falta un viaje a Escandinavia. Aunque solo sea para que intentaran aplicar alguna semejanza y se olvidaran de esas ideas añejas de la imagen.

Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 24 de diciembre de 2012

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