De vez en cuando hay algún que otro
asuntillo turbio que sale a luz pública, ya se trate de unas oposiciones con resultados sospechosos, falseamientos de datos para conseguir una determinada plaza escolar o
comportamientos de dudosa ética cometidos desde lugares de
responsabilidad. Basta con que alguno de estos casos salten a los
periódicos para que la máquina de la memoria se ponga a funcionar y todo
el mundo recuerde casos similares que han ocurrido a su alrededor,
desde procesos selectivos con perfiles tan concretos que solo faltaba
ponerles nombres y apellidos, hasta gentes que se vanagloriaban sin
pudor de tener conocidos en todos los lados para conseguir favores.

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