Ayer
entregaron los premios Goya y dentro de tres semanas tendrá lugar la ceremonia
de los Oscar. A veces, en una de esas galas de lujo y glamour, aparece una
historia que te llega a lo más profundo, como nos ha pasado a muchos cuando hemos
visto el cortometraje de Esteban Crespo
titulado Aquel no era yo. Este
documental, que ya recibió el Goya el año pasado y que el día 2 de marzo puede
hacerse con la más preciada estatuilla de Hollywood, cuenta una historia cruda,
con imágenes muy impactantes y demasiada realidad detrás. En diecinueve países hay
todavía muchos niños con un fusil entre sus manos, que participan en guerras y
acciones violentas inimaginables. Pasado mañana el mundo ha marcado en el
calendario la fecha para que nos acordemos de ellos y son muchas las
organizaciones que se dedican a intentar salvar a estas pequeñas víctimas del
horror en el que viven. Y el primer paso que hay que dar es conseguir que el
mundo sepa que existen, algo que no siempre es fácil.
Los veinticuatro
minutos que dura la película de Esteban Crespo son una herramienta eficaz para
que pensemos en la crueldad de un mundo en el que los más pequeños y las más
indefensas, quienes deberían estar jugando y aprendiendo, acaban siendo actores
principales de un género bélico que, desgraciadamente, no es de cartón piedra
como en el cine. Pero tampoco olvidemos que las armas que blanden estos
chavales no han sido fabricadas en sus países sino, quizá, al lado de nuestras propias
casas. Luchar contra estas hipocresías sí que empieza a ser una tarea propia de
otros géneros cinematográficos, el fantástico o la ciencia ficción.
Publicado en EL PERIÓDICO EXTREMADURA el 10 de febrero de 2014.
El
miércoles 12 de febrero, a las 19 horas, se celebra en la residencia
universitaria Hernán Cortés de Badajoz un vídeo-fórum con la proyección
del cortometraje Aquel no era yo. La entrada es libre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario